REYES ABDICANTES

Garlito

La leal y noble ciudad de Pachuca, desde que la Historia cuenta que originalmente estas tierras, carecían de conectividad y productividad, salvo el trabajo subterráneo de la mina, prácticamente aquí no había nada, cerros no cultivables y el inicio de una sierra agreste y una geografía abrupta y violenta; durante el dominio de la Iglesia Católica, ya con varios siglos de estrategia exitosa, por su cercanía a Ciudad de México y salida natural al Golfo de México, Tulancingo era la elegida para ser la gran capital del Estado; creada ya la entidad y ante el poder eclesiástico dominante pero el triunfo de la República a Don Benito Juárez no le parecía bien dar más poder a una ciudad controlada por el clero y Pachuca fue elegida como la capital de Hidalgo, a sabiendas que su población flotante, aventurera y ruda no era originaria de aquí y por lo tanto las tradiciones populares fueron traídas de otros lares y adaptadas; Pachuca carece de tradiciones y las que tiene son remedo de otras, en una evidente y constante desnutrición cultural que estamos viviendo.

Politización

El sector comercial de Pachuca, uno de los más activos y prósperos, resultado de la residencia de personas de muchas partes del mundo que atraídos por la minería, fueron adaptando sus costumbres para impulsar el ánimo de una población minera, que requería de productos modernos y una reactivación comercial destinada, no necesariamente al sector minero; así las tiendas de ropa, las importantísimas ferreterías, los pocos restaurantes y demás negocios, iban marcando el ritmo del comportamiento de la población, con el claro interés de vender más, era  la Pachuca cosmopolita que alguna vez fue; españoles, ingleses, gringos, rusos, judíos, árabes, asiáticos, ante la miseria de los mineros solo los extranjeros podrían dedicarse al comercio y así fue, los lugareños desde entonces solo son consumidores; sin embargo el sector comercial le dio a Pachuca presencia y cierta importancia, pese a que el progreso se hallaba en otros municipios, las oficinas e instituciones gubernamentales le dieron vida a una ciudad minera que cíclicamente sufría o invasión o abandono, de acuerdo a la riqueza de las vetas que eran explotadas.

Te recomendamos: Tianguis y mercados

Viejos comerciantes extranjeros, ya radicados e incluso apreciados por la población, recordemos que alguna vez en Pachuca casi todos se conocían y los grandes negocios comenzaron vendiendo de fiado a los pachuqueños pobres, es decir casi todos; siempre con la intención de vender más, planearon adaptar una costumbre española que podría funcionar aquí, representar la llegada nada menos ni nada más que de  los Santos Reyes, con el propósito más que impulsar la venta de juguetes, era de ropa, zapatos y comida y para sorprender a los infantes, desfilar por las calles; Melchor, Gaspar y Baltasar, por más de cincuenta años desfilaron por la ciudad, creando una de las muy pocas tradiciones pachuqueñas que teníamos; algún genio político perverso, se le ocurrió llevar al paroxismo esa costumbre, exagerar su espectacularidad y quietarle lo popular a la cabalgata de Reyes, para hacer promoción a un gobierno que se robó hasta la traición; orillando al sector comercio, vimos como los Reyes Magos pasaron de papel protagónico para dejar a personajes insulsos de jolibud, como la atracción principal, cuando solo era promocionar la imagen pública de un, hoy sabemos políticos de dudoso prestigio.

Ilusión 

Para Pachuca la Cabalgata de Día de Reyes, era algo muy pachuqueño y el éxito era tan grande, que se extendió por los principales municipios de la entidad, robándonos una de las muy pocas tradiciones de la ciudad y la ilusión de los infantes de ver a los Santos Reyes, se convirtió en una actividad gubernamental, donde mucho, mucho dinero se gastaba en una estrategia oculta de posible desvío de recursos pero sobre todo de una actitud populista donde Gaspar, Melchor y Baltasar eran suplidos por personajes de la clase política; esa tradición regresa al sector comercio y a los que intentan salvar el Centro de la Ciudad, es necesario una convocatoria a la sociedad civil, para que sea ella quien recupere esta tradición sin comerciales políticos y con el único pretexto de causar alegría a las infancias y fortalecer una de las tradiciones pachuqueñas que peligrosamente se diluye; una reestructuración y blindaje político, para la Cabalgata de Día de Reyes, un comité una asociación civil que garantice la no politización y si la conservación de un desfile al que acudían a ver, menores y mayores, en una de las muy poco fiestas populares de los ciudadanos de Pachuca.

Puedes leer: Ciudad sin nombre

Los Santos Reyes no requieren de desfiles ni apoyos políticos, requieren de una constante y duradera renovación espiritual, para volver a sentirse niños pese a los años vividos, durante aquellas Cabalgatas de Día de Reyes por las calles de Pachuca, cientos miles de ciudadanos eran regresados a su infancia y cada uno de nosotros revivía y recordaba esta noble actividad como u n verdadero regalo, sino había juguetes al menos los habíamos visto pasar por el pueblo; tradiciones y cultura que si las perdemos, ya no tendremos que recordar; es una bella oportunidad intentar y proteger esta costumbre y vuelva a ser netamente del pueblo, sin mecenas falsos.