Escribí está columna compungido por las elecciones argentinas de segunda vuelta que el domingo arrojaron presidente; antes de teclear, leí una entrevista con el enorme periodista Martín Caparrós a la que titularon “Hay que elegir entre el desastre y el espanto”.
Considero oportuno citar una de sus respuestas: “Lo patético de esta situación es que Massa tampoco me gusta nada. En estas elecciones vamos a elegir entre el desastre y el espanto. No es solo la locura de que este tipo [Milei] discuta de política con su perro muerto a través de una médium, que eso ya es bastante descalificador; es que sus ideas son muy tremendas. Opina, por ejemplo, que por qué no se van a vender niños si hay mercados en el que existe un comprador y un vendedor. Esto proyecta una sociedad absolutamente selvática, sin ningún tipo de solidaridad”.
¡Que complicada situación! Dado que la riqueza cultural e histórica de Argentina no están a discusión y mucho menos en su presente, que sigue siendo estimulante y es por el ello que el centro de esta entrega no se encuentra Milei -quien resultó electo-, sino la estupenda intervención de BZRP en la entrega de los Latin Grammy, el pasado jueves en Sevilla.
Ese día domingo funesto también celebramos la edición de 20 aniversario de Revista Ñ -el suplemento cultural del Diario Clarín-, que decidió lanzar el Alfabeto del Presente e incluyó una entrada escrita por Pablo Schanton a propósito de BZRP en la que se apunta: “A ver: el tipo no tiene un contrato mainstream, no toca un instrumento, no se le ve la cara, no canta, no hace letras, no graba canciones ni álbumes sino “sesiones”, en vivo mueve algunos botones y llena todo de pantallas con rostros ajenos, no hace clips, no da entrevistas ni lanza statements trascendentes, no alimenta chismografía, no es del jet set… Para colmo, su oficio es el de “productor”, un rubro que, aun siendo indispensable para la ingeniería musical, jamás había ofrecido una estrella en la Argentina”. Y ahora es el artista con más escuchas de la historia.
Gonzalo Julián Conde de 25 años y oriundo Villa Sarmiento, en Morón, ganó 3 premios y cerró la noche demostrando su grandeza y que consigna que ha llegado a la cumbre a través de sesiones que han ido del trap a la electrónica-dance e incluso pasando por el hip-hop puro y duro.
Resulta que en el frenético set que preparó para la primera ocasión que esos tan criticados premios se entregan en España decidió dar una vuelta a la Quevedo: Bzrp Music Sessions, Vol. 52; y las sorpresas vinieron en cascada… primero, no estaba el cantante original, dado que se haría un traslado hacía el tango.
El vocalista cordobés Ariel Ardit estuvo acompañado del Quinteto Ástor Piazzolla (ganadores también de un premio) e imprimieron esa garra tanguera y de arrabal a un tema que es originalmente para el debraye y la discoteca.
Antes de que esto ocurriera, la participación comenzó con BZRP en el sintetizador para anteceder la presencia de Milo J, con quien recuperó un fragmento de la Bzrp Music Sessions, Vol. 57, que engarzó con la presencia carnavalera de la murga uruguaya Agarrate Catalina antes de pasar a esa sorprendente exaltación del tango.
Y para cerrar su intervención y la noche, era muy previsible que “coronara” con Shakira y la Bzrp Music Sessions, Vol. 53, que arrancó con los pasos que la colombiana ya había mostrado años antes en el video de “Objection” y que aquí recuperó ataviada con un look impresionante.
BZRP, fiel a lo escueto de su discurso, comentó: “No estoy acostumbrado a hablar; impresionante el reconocimiento que le dan a este proyecto que empecé en mi cuarto con una computadora. Muchísimas gracias. Esto se lo quiero dedicar a todos los pibes y pibas que están empezando, que vean que con muy poco se puede lograr mucho, en serio. ¡Y vamos Argentina, la concha de la lora!”.
Ya nos explicará el destino cuál será su devenir… que pinta delirante, por decir lo menos.