La reincorporación de Marcelo Ebrard a Morena, el hacer a un lado a Omar García Harfuch que parecía seguro candidato a la jefatura de la Ciudad de México, cierto malestar de PRI y PRD por la nominación a ese mismo encargo de Santiago Taboada Corina por el PAN, son algunos ejemplos de que en la política prevalecen misterios, en que solo unos cuantos, los que toman decisiones, conocen las causas.
Lo de Ebrard ocupó largo tiempo para esperar su veredicto personal, tras haberse molestado por las que consideró encuestas no muy claras que permitieron a Claudia Sheinbaum prácticamente ser nominada para tan apetecida comisión.
El ex secretario de Relaciones Exteriores, se colige, esperaba ser el número uno de la 4T, pero al final las cifras no le favorecieron, según se informó oficialmente. Inició entonces acciones públicas como forma de solicitar y obtener justicia en su pretensión. Y a los cuestionamientos de qué rumbo tomaría si no obtuviera éxito en su cruzada, citaba fechas para anunciar el paso, evidentemente vital en su carrera.
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Se le llegó a considerar como aspirante formal de Movimiento Ciudadano (MC), lo que abiertamente en un principio no desmintió y que, a la postre, fue confiado al joven gobernador de Nuevo León, Samuel García, en donde por cierto ha habido desacuerdos porque la Suprema Corte de Justicia de la Nación dejó sin mandatario interino al estado, con dos propuestas, la primera de García, y la segunda con otro candidato avalado por el Congreso local.
Marcelo Ebrard, quien sí tenía a su alrededor buen número de simpatizantes, no pudo lograr lo pretendido de una rectificación del procedimiento que consolidó a Sheinbaum como número uno.
Tras la expectación despertada por cuál sería su destino final, terminó con el suspenso y dijo que seguía en el Movimiento de Regeneración Nacional, tras dos largas pláticas con Claudia Sheinbaum. Conciliaron en qu él obtendría candidaturas y espacios de colaboración.
También que buscaría nuevamente la candidatura presidencial en 2030. El presidente Andrés Manuel López Obrador consideró acertada su decisión, la que representó, precisó, ejemplo de unidad y madurez, que beneficiará a Morena.
Lo de García Harfuch fue un tanto diferente. Apareció en encuestas con 40.5 por ciento, favoreciéndole, y su natural oponente, la ex alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada tuvo respaldándola un inferior 26.7 por ciento.
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Pero estaba viva la disposición de que, en ocho gubernaturas, más la jefatura de la Ciudad de México, tenía que haber en total cinco mujeres y cuatro hombres. Esto obligó a elaborar listas de aspirantes modificando las que se anticipaban definitivas. Así, Brugada fue la elegida y García Harfuch quedó fuera, y pese a eso, lo asumió con disciplina partidista, sin ninguna expresión de abierta molestia. En pocas palabras, disciplinado.
Lo de Santiago Taboada Cortina, alcalde con licencia en Benito Juárez, pareció precipitarse en acto fuera de precampaña, por un grupo de panistas quienes lo avalaron para ser candidato único por la jefatura de la Ciudad de México.
Por medio de un mensaje videograbado, el dirigente nacional del blanquiazul, Marko Cortés mencionó que se apuntaba para estar encabezar el Frente Amplio que integran junto con PRI y PRD.
Se sabía que esta postulación sería considerando a Adrián Ruvalcaba, PRI, y a Luis Cházaro, PRD, lo que para analistas, ya en su fase final, no fue muy claro.