Es muy probable que ya hayas escuchado hablar acerca del ghosting, esta forma nada empática de finalizar una relación de pareja sin brindar ningún argumento, solo desaparecer de la vida del otro, ignorar sus llamadas o bloquearle en redes sociales, cerrar todas las puertas de acceso y dejar a la persona sumida en dudas y lastimando su autoestima.
Las razones pueden ser narcisismo, falta de inteligencia emocional por lo que se evita confrontar el conflicto y las emociones del otro, desconocimiento de la responsabilidad afectiva, inmadurez o crueldad innecesaria.
Se ha observado que en algunas relaciones también ocurre el semi ghosting, una desaparición parcial o gradual en la vida de quien supuestamente sigue siendo tu pareja.
Los motivos que no justifican la ausencia de empatía ni limitan el dolor que ocasiona son casi los mismos que en el ghosting solo que aquí no hay un descarte definitivo, si no que el descarte es gradual y a reserva de que en algún momento el que descarta cambie de opinión o termine de decidir por otra opción.
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Este es igualmente una forma lamentable de finalizar una relación, ya que las acciones y omisiones lastiman de manera importante a quienes no saben qué explicación dar al comportamiento que se manifiesta durante este, que es empleado como ya lo mencioné principalmente por dos razones: falta de empatía y responsabilidad afectiva, y como una estrategia para evadir la responsabilidad de terminar la relación al irle restando beneficios y gratificaciones a la relación para que sea la otra persona quien por desgaste ponga fin a esta.
En el Inter, aparece de cuándo en cuando algún refuerzo que alimenta la esperanza de quien desea continuar en la relación, a esto se le llama “refuerzo intermitente” y tiene la finalidad de mantener en espera a la pareja, sobre todo si quien lo aplica no ha tomado una decisión definitiva respecto a continuar o no la relación.
En una relación en donde el otro aparentemente sigue estando en ella pero sin vincularse profundamente, se evade hablar de la relación, no hay una claridad de las intenciones ni energía para alimentarla y fortalecerla, si la persona que la mantiene lo analizara se daría cuenta de que es solo ella o él quien realiza acciones para mantener la relación, puesto que es quien llama, quien propone citas o planes, quién hace todo lo que en una relación debería hacerse entre dos para que esta funcionara.
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Otra señal del semi ghosting es el “hombro frío”, cuando pasan tiempo juntos no recibe ningún tipo de atención de su aparente pareja, ignora sus temas de conversación, no se involucra, presta más atención a su celular o a otras personas, no corresponde a las muestras de cariño que le brinda su pareja o expresa abiertamente rechazo hacia el contacto físico.
E igualmente hay “devaluación y triangulación” a través de críticas constantes, subestima sus intereses, pone en duda la capacidad de la pareja, habla de otras personas, las halaga y da a entender que le interesa a alguien más, actúa para ocasionar conflictos entre su pareja y otras personas, o sostiene relaciones de pareja con más personas sin hablar claro al respecto.
Todo lo anterior va ocasionando disonancia cognitiva, y generando en la persona víctima de este el deterioro de su autoconcepto, experimenta soledad, tristeza, confusión, se aísla, evita actividades que antes disfrutaba, puede llegar a descuidarse físicamente, incluso deprimirse o presentar ideación suicida.
Quienes son testigos de la situación pueden sugerir que termine la relación, esperan que se dé cuenta de lo que está viviendo, sin embargo, la persona que es víctima de semi ghosting no quiere aceptar lo que está ocurriendo, mantiene la esperanza, está convencida a través de la manipulación a la que se le ha ido sometiendo que aún hay posibilidades de que la relación vuelva a ser como era en un principio o que por fin se dé en mejores términos, añora y espera la reciprocidad.
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El destino del semi ghosting termina en que la víctima se canse de la falta de reciprocidad y tome la decisión de terminar, y si esto es lo era el objetivo de quien lo implementa le tomara la palabra para que la relación concluya quedando ante los demás y probablemente ante la víctima libre de responsabilidad ante el fin de la relación, o bien, que el ghosteador insista en mantener la relación solo para ser él o ella quien diga cuándo y cómo termina la relación, así que no modificará las condiciones de esta, puede fingir que hubo un cambio, pero volverá a hacerlo y con mayor intensidad.
En otros casos, la víctima no decide terminar la relación y es quien ghostea quien se aburre de la situación y elige a otros suministros aplica el descarte definitivo completando el ghosting o finalizando la relación en ausencia de apatía y respeto,
Sin embargo, hay estrategias y recursos para elaborar y superar el semi ghosting, admitiendo el dolor que este provoca, dejar de justificar las acciones y omisiones que demuestran el interés, la lejanía emocional y dejan al descubierto que es momento de alejarse terminando la relación.
Comprendiendo que el buen amor es de ida y vuelta, que una relación exitosa requiere de la participación y el compromiso de ambos integrantes de la pareja, que es válido esperar retroalimentación en la relación, no abandonar el derecho a la reciprocidad y que cuando ya no es mutuo existe el derecho a manifestarlo sin juegos psicológicos, mentiras o evadiendo hablar frontalmente.
Cuando aún se ama duele saber que ya no se es correspondido, pero duele más ser engañado o utilizado.
El final de una relación significativa ya de por sí conlleva confusión, desilusión, tristeza y frustración entre otras emociones, sin embargo, no saber lo que está sucediendo o no entender porque no hubo un cierre respetuoso de la relación.
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O mantener la esperanza de que la relación no ha concluido porque no se ha tenido la conversación que se esperaría para marcar claramente la despedida, para tarde o temprano terminar dándose cuenta de que la relación ya solo estaba en la fantasía.
Es necesario ser consciente de lo importante que es entrar y terminar una relación con responsabilidad afectiva, reconocer cómo tus acciones y omisiones pueden afectar el bienestar físico y la salud mental de la persona con la que te involucras en pareja, si bien, debemos ser autorresponsables y aprender a aceptar cuando alguien ya no desea continuar la relación y buscar cómo elaborar el duelo y cuidarse en el proceso, la persona que ya no amas o con quien no deseas continuar en pareja amerita ser informada y tratada con consideración y respeto,
Las personas no somos cosas, la estabilidad emocional, los sentimientos, la tranquilidad mental no deberían ignorarse.
Puede ser difícil transitar por el proceso de terminar una relación, pero hacerlo de frente y de la mejor manera posible es lo menos que puedes brindar a quien te ha querido bien.
A menos que exista un riesgo para tu integridad o señales de violencia (en este caso tendrías toda la razón en no volver a tener contacto con tu agresor), las relaciones deben terminar informándolo directamente y cerrando el ciclo con empatía y asertividad… De hecho, tanto al iniciar como al finalizar una relación, y claro, en el transcurso de la misma, un vínculo de calidad funciona, entre muchas otras razones si se aplica el tratar a la otra persona como te gustaría que te tratarán a ti.