Para acrecentar un poco el ego de la generación que nació sin tecnología y es testigo de prodigios como la internet, la telefonía celular, de los casetes a los CDs y todos los adelantos científicos y de comunicación desde la bomba atómica hasta la inteligencia artificial; para esa generación que hizo de la televisión su principal emisor de verdades absolutas y de la radio la comunicación certera, se enfrentan a otro hito histórico, la grave y profunda crisis, llamémosle enfermedad, que sufre la Televisión como medio de comunicación mundial, testigos del fortalecimiento de uno de los grandes avances científicos y tecnológicos, la vemos fallecer, ante la impotencia de competir en el mundo actual; la radio parece ser el único medio que podría volver a comunicar a la humanidad.
Sobredosis
Desde siempre, los medios de comunicación, son parte de los poderes fácticos y cuando comenzaron a malversar el mensaje e inclinar la balanza a favor de verdades falsas, su poder se incrementó al grado de sostener gobiernos absolutistas o dictaduras de largo alcance y el lector de prensa, radioescucha o televidente, se hicieron víctimas o audiencias pusilánimes, aceptando verdades a medias; al servicio de grupos, intereses económicos y mediáticos, control de masas e inducción psicológica subliminal, los medios se hicieron fundamentales para gobiernos y para oposiciones; en la prensa nacieron medios combativos ante los diarios tibios, digamos de la época de los 60´s a los 90´s en nuestro país, reflexiva ante un imperio y dictadura televisiva y radiofónica, dos o tres grupos eran propietarios de esa industria, sin embargo también sucumbió ante el acaparamiento, primero del papel periódico y después de permisos y distribución; la radio olvidada no perdió su instinto y continuo cercana a la gente, ahí justo en su oído.
Una de las tácticas era no solo ser acaparadores de una verdad falsa, sino de todos los medios posibles para difundirla y fugazmente la radio privada, pública y comunitaria, fueron una opción para una sociedad a la cual se le tenía controlada la verdad y como difundirla; fue sin duda el terremoto de 1985 en Ciudad de México, cuando el poder de la radio superó a todos y los radioescuchas redescubrieron su valor, la sociedad mexicana encontró un aliado escondido entre el cuadrante, pero finalmente un aliado y entonces, una modalidad de difusión muy afamada en los años 70´s, una moda rebelde, se convirtió en otra opción de comunicación, más radical, directa, sin reglas y aparentemente beneficiosa para la población, sin embargo una trampa quizá colocada por los mismos afectados, la proliferación de estaciones de radio pirata, que a diferencia de los años del rock clandestino, ahora enviaría mensajes contra el gobierno generando desinformación, incomunicación, exclusión, infodemia hoy le llaman también fake news.
Radial
Los esfuerzos del gobierno actual del estado de Hidalgo y las autoridades de comunicación pública como Radio y Televisión que están recuperando otras frecuencias para poder continuar otorgando el derecho humano a la comunicación que tiene el pueblo, es necesario también que el Instituto Federal de Telecomunicaciones, monitoree la posible existencia de radio pirata, diseminados en municipios de la sierra alta y baja, así como el Valle de Tulancingo y Mezquital y no espere denuncias de terceros para ello, además también urge, que las penas por contar con estaciones clandestinas, sean más severas, aunque a nivel federal no lo sean, en el estado hay antecedentes del saqueo que fue objeto la radio pública, aquí las sentencias deberán ser más estrictas, tenemos un Congreso local que podría trabajar en ello y no dejar a la deriva a este medio golpeado como nunca jamás en la historia de la comunicación en México; la radio pirata es nociva para la radio pública, puede encimarse en la señal del espectro radioeléctrico y sobre todo desinformar o enviar mensajes dañinos para la colectividad y las autoridades, los acontecimientos pasados en Radio Hidalgo, son antecedentes para blindar este medio de comunicación, que realmente era cercano a la gente.