El clamor de Acapulco es ¡SOS! Ayuda, la población de Acapulco pide ayuda con las lágrimas en los ojos porque no hay agua, no hay alimentos, no tienen techos en sus casas, no tienen camas donde dormir. El Huracán Otis destruyó todo.
Pero ¿y quién es la persona responsable de que habitantes y turistas no evacuaran a tiempo sus casas, las habitaciones, la calle?
¿Por qué no actuaron a tiempo las autoridades desde la alcaldía hasta la gobernadora, Protección Civil, ¿el Meteorológico? ¿el gobierno federal?
Los científicos y especialistas señalan que el Huracán Otis que llegaba a tierra en categoría 3, en unas horas se convirtió en 4; el agua caliente del mar fue un factor para acelerar el comportamiento del Huracán y tocar tierra, señalan los científicos. Otis tocó tierra en categoría 5. Tanto así que llegó a generar vientos de 350 kilómetros por hora. ¡Devastador! Para una población que no estaba preparada para vivir un fenómeno meteorológico de esta magnitud.
¿Por qué no estaban preparados los refugios? ¿Hay refugios en Acapulco?
Toda la economía, léase TODA, está parada, detenida, no existe. Es más, lo que se ha dado desde el principio es rapiña, robos a los que menos tienen, a las tiendas. ¿Por qué? Porque se provocó un caos dentro del caos que ya es Acapulco a estas alturas.
Los rascacielos que son los hoteles más lujosos fueron los primeros devastados. Esos glamurosos hoteles, hoy están destruidos. Nada queda de su esplendor. Son ruinas.
Y así, hemos visto en los medios, en las redes, las imágenes impactantes del Acapulco que quedó. Nada está ya del puerto que todos algún día visitamos, en la infancia, de fin de semana, de luna de miel, en una boda, de “pinta” con l@s amig@s…
Nada queda del Acapulco al que le cantaron desde Javier Solís, Los Babys, hasta Luis Miguel. Sí, es el paraíso. ¿Lo será de nuevo algún día? Yo creo que sí, pero será en mucho tiempo. Ahí es donde podría decir que es la oportunidad de planear y reglamentar la construcción.
Sin duda, desde los grandes hoteleros, propietarios de antros y centros nocturnos, hasta sus empleados, los prestadores de servicio, las tiendas, las gasolineras, los restaurantes chicos y grandes, las farmacias, los bancos, los servicios de salud, en fin, todos los negocios. ¡No hay nada!
Pero también las escuelas. ¿Qué pasa con las infancias y adolescencias? Las mujeres buscan qué comer, cuidar a sus viejos, a los enfermos.
¿Y la ayuda? Llega a cuenta gotas, no hay brazos suficientes, ni federales ni de los gobiernos estatales, aunque se hace el esfuerzo. Todo deberá multiplicarse. El Ejército se hace cargo de la distribución de la ayuda, pero muchas personas recuerdan el reportaje de Pamela Cerdeira y se preguntan ¿Llegará la ayuda?
¿Hay responsables? ¿Pagarán los seguros? ¿Cuánto tardará en recuperarse Acapulco?
Lo cierto es que… en México somos solidarios. Apoyamos. Vemos por los demás, pero también existe un gran porcentaje de población vulnerable. Y los fenómenos naturales, regularmente llegan más a los que menos tienen. ¡SOS!
X@AidaSuarezCh