Adán Pérez Vargas es el artista que halaga la piedra, la contempla y, en ocasiones, cuestiona si los demás ven la forma que él ve en los trozos de roca, si no, “ya pensaré que solo yo estoy loco”, expresó risueño en entrevista a La Jornada Hidalgo.
Es el creador de la escultura tallada en piedra de dos caras: el águila devorando una serpiente y el glifo de Tulancingo, que embellece el parque La Avioneta, en la colonia Ahuehuetitla, Tulancingo.
Ni escuela de artes ni clases de ningún tipo, el hombre de cuyas manos brota arte tiene 66 años y disfruta su pasión: encontrar imágenes en piedra para después moldearlas con el pulso preciso para no romperlas.
Contó que le causa asombro que hay personas que creen que esas obras las hizo un artista con instrucción y técnica, “pero yo no soy dibujante, estudié hasta sexto de primaria”, dijo.
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El águila ya estaba hecha en la piedra
“La piedra la encontré cerca de la presa (Ahuehuetitla), estaba ya el águila hecha. Desde ahí me di a la tarea de hacerla, agregar el nopal, la serpiente, tardé cinco meses”, contó el también jardinero.
Por ello no es extraño que el señor Adán viva en contacto con materiales de la naturaleza donde vislumbra obras de arte, ya que también elabora esculturas de madera.
En esta pieza única alguien gritó el 15 de septiembre “¡Viva México!”, anécdota que compartió el artista autodidacta, “ese fue el pago que yo recibí por hacer esa obra y eso me llenó de alegría”.
Un detalle de tiempo y personal distingue a la escultura del símbolo patrio, “estos cascabelitos representan los meses, enero, febrero, marzo, abril, mayo, porque yo soy del quinto mes (cumpleaños) y mi esposa igual, me apuré para terminarla en esa fecha”.
En la otra parte de la piedra donde esculpió el glifo de Tulancingo, la persona detrás del tule escribe, y el contorno es el mapa de Hidalgo que se prestó a la circunferencia de la piedra.
“La naturaleza le va dando el color, me ha ayudado”, reconoció.
“Los hidalguenses somos escritores, músicos, albañiles, arquitectos, siempre vamos a ocupar un lápiz, una pluma, esa fue la inspiración de que los hidalguenses somos muy creativos”.
El artista autodidacta apuntó a lo lejos dos piedras “vírgenes” hermanas del águila, que están a la espera del cincel. “Ya me las regalaron para hacer otra pieza, una la quiero para el patio de mi casa y otra para aquí (el parque)”.
De cerca, mostró que en la piedra más pequeña ha visto la forma de un gorila y en la cual, para dar certeza a su apreciación, dibujó sus ojos, labios, hombros, codos, manos, pecho, hasta lograr que esta reportera viera la singular posición del primate.
“¡Qué bueno que lo ha logrado ver!,, porque entonces no estoy chiflado”, comentó en medio de una carcajada.
“Del reciclado podemos sacar cosas bonitas” expresó, al tiempo que recordó que en su infancia moldeaba la plastilina y madera para elaborar sus propios juguetes, como una televisión o un robot.
Sentado sobre un elefante
“Una vez fui a cuidar borregas por aquí abajo -dice entre risas- y le dije a mi hermano ‘estoy sobre un elefante’, y pues él me dijo ‘fuma mota de la buena, que no esté adulterada porque yo no veo nada’, sí es un elefante, hermano.
“Ya cuando la empecé a hacer mi hermano dijo ‘yo no veía nada, pensé que estabas alucinando’”.
Ese tronco de madera en el que se había parado el señor Adán hoy es el elefante al que nombró “Mota” por el momento que pasó con su hermano, pieza que exhibe en un espacio de su casa, donde su sueño algún día es tener un museo.
Ahí también se encuentra el busto que talló en piedra del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y en la parte de atrás un ganso, por la icónica frase del mandatario “me canso ganso”.
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Con sus obras honra a la colonia que lo acogió
Originario de la Ciudad de México, pero radicado en Tulancingo, Adán Pérez Vargas expresó que sus piezas en piedra, rodeadas de vegetación en el parque La Avioneta, son una manera de enaltecer el lugar que lo acogió y donde vivieron sus padres.
“Porque el día que todo esté pavimentado, ¿se imaginan?, vamos a decir aquí en Ahuehuetitla había nopales, magueyes, cactus. Para honrar el lugar donde crecí y darle vida al jardín”, expresó.
En ese momento, un automovilista se detiene para tomar una fotografía a las letras de la palabra “Ahuehuetitla”, que también esculpió en piedra, acompañadas de modernidad con el signo de pulgar hacia arriba (like).
“Para que se vea actual, así saludas al extranjero, a todo mundo. La idea es que en la entrada del municipio se coloquen letras en piedra de la palabra Tulancingo y así no las quemen o se las roben, eso me gustaría hacer”.