La hija del francés es Atenea Vega, pelirroja, delgada, adolescente que es víctima del bullying por su físico tan distinto al de la gente de un poblado del México rural y es tan distinta que solo tiene un apellido, el materno.
Atenea tiene un objetivo en su vida, saber quién fue el hombre que la engendró, pero esta ansiedad por saber la verdad se estrella con la negativa de su mamá, una mujer que le ocultó siempre la verdad.
Entre las burlas de sus amigos, la frialdad de su madre y el desconocer el paradero de su padre, hace que ese cuestionamiento se mantenga durante toda su infancia y sobresalga en la juventud, tanto que decide encontrar respuestas por su propia cuenta sin importarle arriesgar su vida y hasta de quienes le tienden una mano.
La historia de Enrique Escalona tiene como hilo conductor la mano de Atenea, pero el autor toca temas actuales, vivencias y sufrimientos en México, esos que para los gobiernos son solo estadísticas o disputas y promesas electorales.
Sí, deja ese sabor amargo de los desaparecidos y las madres buscadoras que mueren en vida por saber dónde quedaron sus hijos, esposos o hermanos.
La aventura de Atenea se involucra también con las empresas que destrozan montes y bosques con tal de extraer metales y llenar sus arcas.
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Minas al aire libre que arrasan con un pueblo antes próspero. Es ese el sitio donde fue hallado muerto “el Francés”, padre de Atenea.
En entrevista para La Jornada Hidalgo, Escalona señala que la novela se sostiene gracias a esa leyenda o ese ser que hace falta en muchas casas mexicanas.
“Tomamos y reflejamos a aquellos que no tuvieron la fortuna de conocer a su padre, que en nuestro país son millones, parece ser que en todas las familias hay un pariente que ha pasado por esto.
“No son personas que fueron abandonadas por su padre, son personas que ni saben quién es y eso es una duda que persigue y es un tema de la literatura mexicana también o incluso del cine.
“Y sí hacemos un homenaje y nos inspira la obra de Juan Rulfo, la cual es fundamental de la literatura mexicana”.
De ahí que el poblado se nos figure a Comala, donde los fantasmas viven entre polvo.
Atenea descubre que su padre se convirtió en una especie de leyenda y mientras cuentan historias de sus peripecias, ella no entiende por qué no quiere nadie que se entere quién es, para unos es un héroe y para otros un traidor.
Escalona reúne temas delicados, usa su obra para hacer una breve protesta sobre la destrucción que ha causado en los últimos años la minería de cielo abierto en México.
“Muchos eran lugares atractivos y que después me encontré que no había nada, era un escenario apocalíptico. Esto dinamitó las ideas para que Atenea Vega investigue lo sucedido en esas minas”.
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Mientras más investiga y más le ocultan le verdad, Atenea se aferra a buscar el origen de su vida, ante esto se enfrentará a sicarios al servicio de la minera.
Cuando conoce la realidad del lugar de donde empezó el romance de sus padres, se topa con policías armados.
“En el libro vemos lo que cada vez más pasa en nuestro país, incluso dentro de esa violencia podemos reír y en la historia encontramos lo ilógico de poner a personas armadas detrás de una camioneta, expuestos a los topes, a accidentes y que se caigan. Atenea nos muestra estas partes absurdas de nuestra realidad y a pesar de la violencia tenemos esos momentos de humor”.
Para La hija del francés (Penguin Random House sello Montena) el autor también se involucra y recibe la influencia del movimiento feminista que en los últimos años ha tomado relevancia en México y que día con día se fortalece.
Así se dibuja a Atenea, una chica fuerte y con un alma de libertad, que lucha por sus ideales y se sacude cualquier temor para encarar a los villanos de esta historia.
“Me parece que es la gran influencia cultural más grande de los últimos años y en la parte de la literatura tenemos a grandes escritoras que plantean cosas brillantes en su narrativa.
“Así nace Atenea, con cierta empatía para escuchar lo que ellas me cuentan para plantear situaciones”.
Un libro de anécdotas y aventuras es el que entrega Enrique Escalona, pero lo principal, el querer dejar en claro que los apellidos no hacen a las personas, que la falta de un padre puede inspirar a crecer como ser humano.
Recuerda que para que Atenea solo tuviera un apellido y darle esa personalidad se inspiró en un amigo de la preparatoria, el cual le contaba que todo el mundo lo molestaba por no tener el apellido paterno.
“Es una característica que resalta mucho en las personas que tienen ese, digamos estigma, de ser hijo natural y que antes era muy mal visto y que es tener este registro por la madre y que nos marcan mucho”, respondió.
La hija del francés es Atenea Vega, una joven que representa a millones de mexicanas o latinoamericanas quienes, al buscar al familiar ausente, van formando un carácter fuerte y valoran más la libertad.
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