DANIEL-FRAGOSO-EL SURTIDOR

Almanaque

Este texto es estrictamente personal: Jorge Luis Borges decía que “siempre sentimos esa antigua perplejidad, esa que sintió mortalmente Heráclito en aquel ejemplo al que vuelvo siempre: nadie baja dos veces al mismo río. ¿Por qué nadie baja dos veces al mismo río? En primer término, porque las aguas del río fluyen. En segundo término —esto es algo que ya nos toca metafísicamente, que nos da como un principio de horror sagrado—, porque nosotros mismos somos también un río, nosotros también somos fluctuantes. El tiempo del problema es ese. Es el problema de lo fugitivo: el tiempo pasa”.

El tiempo nunca se detiene, en su posibilidad infinita de estar sucediéndose siempre, los plazos se cumplen y las fechas que inician se convierten en aniversarios. Así pues, datamos los momentos históricos y vamos escribiendo el almanaque de nuestras vidas.

El 5 de septiembre se conmemora el primer año de la administración pública gubernamental estatal de Julio Menchaca Salazar. Y también, esta fecha está inscrita como el inicio de un cambio de régimen en Hidalgo. Un cambio en la manera de concebir al servicio público, una nueva era.

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“Obras son amores, no buenas razones” dice el refrán y a pesar de que en ocasiones el cambio se ralentice, ahora, las instituciones se están refundando. Se ha regresado el sentido de honor, transparencia y voluntad por el trabajo honesto y bien realizado. Se repite y actúa en consecuencia sobre la base de que venimos a servir al pueblo y no a servirnos del pueblo. Trabajamos bajo los designios de no mentir, no robar y no traicionar; demostrando que estas premisas son mucho más poderosas que la loza del pasado.

En el primer tercio de la segunda década del siglo XXI, y con dos años más por delante antes del primer ejercicio democrático de revocación de mandato en la entidad, es evidente que en el trabajo cotidiano y la cercanía con la gente, el compromiso del mandatario estatal se refrenda. Como máxima referencia está el hecho de su posicionamiento en los ránkings nacionales de gobernantes en la federación.

Hace un año, la incertidumbre de miles de personas trabajadoras de la administración pública impregnaba el aire de las oficinas. El desconcierto por lo que vendría y las sustituciones de mandos altos y mandos medios, en la estructura que por lustros habían conocido, crearon las condiciones para vivir una histeria colectiva de algo que nunca pasó: ni hubo desipidos masivos, ni se colapsó el sistema y muchísimo menos existió una cacería en contra de todo lo que oliera al pasado. ¿A qué se debió esto? A que simplemente, en la política pública que hasta ahora ha mostrado la administración del Gobierno de Hidalgo, el reconocimiento a los perfiles profesionales y el buen trabajo, sigue demostrando que, los buenos son más.

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El peso del movimiento de regeneración del país ha dinamitado las estructuras de los partidos tradicionales. La fragmentación de las corrientes políticas sacó a relucir algo que se sabía: lo que antes interesaba en las desiciones no era la democracia, sino la lucha cupular por mantener el control del poder y los negocios. Con una visión clara de qué hay que hacer y hacia donde irá el Estado, lo que permea en el ámbito nuestra entidad es que los principios de la administración del Gobernador Menchaca, no son sólo palabras, son resultados que mejoran vidas.