Carlos Camacho

Tizayuca está que arde

La imagen es elocuente: un vehículo del transporte público es incendiado presuntamente por personas que forman parte de un grupo delictivo que hace cumplir sus amenazas a quienes se niegan a pagar el “derecho a la seguridad” que esos mismos sujetos les brindan a los choferes y concesionarios del municipio de Tizayuca.

Las autoridades locales, sostienen que estos hechos son atribuibles precisamente a esa banda que mantiene en jaque al transporte público, que por segunda vez en este año, decidió suspender el servicio ante el clima de inseguridad en que operan.

Antes, la aparición de una cabeza, presuntamente, de perro en un puesto de barbacoa, generó la acción del gobierno municipal y la reacción de los vendedores de barbacoa, que ante el “atropello” d ellos trabajadores municipales, decidieron cerrar carreteras y lanzar diversos proyectiles contra oficinas del gobierno que encabeza la morenista Susana Ángeles.

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En diversos sectores de la sociedad, las versiones apuntan a la alcaldía, que de algún modo con sus malas decisiones ha provocado la inestabilidad social, mientras ella construye su imagen en busca de ser candidata a otro cargo de elección popular el próximo año, cobijada con la bandera del partido en el poder.

En otro video, que circula en redes sociales, se observa a un grupo de trabajadores municipales, apoyados por la policía local, que arremete contra los dueños de un puesto de barbacoa, al que despojan de sus productos y causan destrozos en el sitio.

Además de la negativa imagen que se proyecta del municipio, la inestabilidad social se atribuye a los desatinos de la presidenta municipal, quien intenta deslindarse cargando parte de la culpa a los medios de comunicación que no le son afines.

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Con respecto al tema del transporte público, también responsabiliza a los grupos delictivos que operan desde hace años en el municipio, considerado la puerta de entrada a Hidalgo y que por su cercanía con municipios del Estado de México, se considera un sitio propicio para la operación de los grupos del crimen organizado.

Como sea, el hecho es que la mayoría de los lugareños se sienten desprotegidos y a merced de los grupos delictivos por un lado, y por otro del abuso de los empleados municipales, que arremeten contra los comerciantes, en este caso, los productores y vendedores de barbacoa.