En un elefante blanco se convirtió el Puente Bicentenario recién construido a desnivel sobre la traza del Sendero Intermunicipal de Movilidad Alterna (SIMA) en Tulancingo, y que representó una inversión de 4.6 millones de pesos.
Dicha obra, de más de 146 metros lineales, no puede ser utilizada por peatones y ciclistas porque representa un peligro, ya que la estructura metálica del puente toca los cables de alta tensión.
Lo anterior ha generado la inconformidad de los usuarios del Sendero Intermunicipal, quienes ahora no cuentan con un cruce seguro al bajarse de la pista para esquivar el flujo automovilístico.
De acuerdo con la mampara informativa expuesta a un costado de la construcción que comenzó en agosto de 2020, a unos días de concluir el gobierno municipal de Fernando Pérez Rodríguez, la obra se realizó con recursos municipales y beneficiaría a 10 mil 500 habitantes directos.
Sin embargo, el puente en mención que garantizaría un paso seguro a los habitantes de la colonia Estrella y Jardines del Sur, difícilmente podría utilizarlo una persona en silla de ruedas o con discapacidad motora.
Cabe mencionar que este proyecto fue cuestionado antes de su construcción por el colectivo de Movilidad Urbana de Tulancingo (MUT), que pedía a la autoridad local suspensión ya que aseguraban era antipeatonal y se convertiría en una limitación a un cruce seguro e incluyente a nivel de piso.
El colectivo argumentaba que el Puente Bicentenario no era una solución a escala humana, sino una estructura dirigida a priorizar el paso del automóvil y no el mover eficientemente personas o al paso fluido de peatones y ciclistas.
Por Nathali González
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