Tres conmemoraciones internacionales

Tres sucesivas conmemoraciones en el calendario de la Organización de las Naciones Unidas: hoy, Día Internacional de Conmemoración y Homenaje a las Víctimas del Terrorismo; mañana,  recordatorio de las Víctimas de Actos de Violencia basados en la Religión o las Creencias, y el  miércoles en Recuerdo de la Trata de Esclavos y su abolición.

Las tres fechas ­– 21, 22 y 23 de agosto -, coinciden en el objetivo de visibilizar prácticas violatorias de los derechos humanos y concientizar a la humanidad para evitar su repetición.

Al mismo tiempo, señala la ONU, llamar la atención de los medios de comunicación y los Gobiernos para difundir problemas sin resolver y poner en marcha medidas políticas concretas.

El título de cada una sugiere acontecimientos históricos, ya lejanos algunos: los atentados sangrientos contra la población civil en diversas partes del mundo;  pero también otros equiparables de lamentable actualidad como la invasión rusa a Ucrania con sus ataques criminales sobre gente indefensa, la intolerancia religiosa contra las mujeres en el oriente medio, y la trata de personas, una moderna forma de esclavitud, incrementada por el fenómeno migratorio.

Solo acercarse a las noticias constantes en medios y redes, nos enteramos de acontecimientos similares a los señalados por la ONU. No obstante el diverso enfoque o una diferente clasificación, muchos de nuestro día a día rebasan la crueldad, según evidencia  su publicidad casi inmediata.

La Real Academia Española, define por terrorismo la sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror. Los  ataques rusos de antier sobre el centro de Chernihiv, con víctimas infantiles, caben en el supuesto anterior. También la demencial situación en los mexicanos Altos de Jalisco.

En consecuencia, la conmemoración de este día se actualiza con hechos actuales, confirmación de una permanencia irracional de la violencia terrorista en mayor o menor escala y razones diferentes.

La ONU denuncia la continuación de actos de intolerancia y violencia basados en la religión o las creencias, y subraya la focalización contra personas pertenecientes a comunidades y minorías religiosas en todo el mundo. Señala, además, el aumento de la cantidad e intensidad de esos incidentes, ya con carácter criminal.

El resurgimiento del antisemitismo, y el retroceso en los derechos de las mujeres en Afganistán con el retorno de los talibanes al poder, muestran un problema lejos de resolver ante la reiteración de tensiones religiosas entre personas y presentes en países y  comunidades. Los desplazamientos y la discriminación en las sociedades rurales mexicanas también lo ejemplifican.

Inscribir la tragedia del comercio de esclavos en la  memoria de todos los pueblos, es la finalidad de recordar la trata de esclavos con el referente de una sublevación en Haití surgida en 1791.

El triste caso es la persistencia de la trata de personas –entre otras formas de moderna esclavitud -, transcurridos doscientos treinta y dos años, y sus inaceptables consecuencias. Preocupante la repetición de los efectos en nuestro país con hechos tan vergonzosos como la transportación a través de  nuestro territorio de numerosos grupos migrantes en condiciones criminales. No se diga la muerte de un numeroso grupo de personas retenidas en instalaciones oficiales.

Así el contexto y consecuente vigencia de las tres conmemoraciones internacionales en este 2023, preocupantemente en nuestro país.