Los unieron más los intereses económicos que la amistad, al menos, eso exhibieron ante el rompimiento y las acusaciones mutuas, fueron a pedir el voto juntos para el desaparecido Partido Encuentro Social (PES) como si fueran un equipo solidario, en la actualidad ya hasta se perdieron el respeto.
La historia de Raúl Badillo y Daniel Andrade es una más de actores políticos de la Huasteca, esta vez concretamente de Huejutla, en esta trama simulan y hasta traicionan con tal de ver cumplidas las ambiciones de poder y económicas.
En algunos medios de comunicación con compromisos de diversa índole con Daniel Andrade, actual alcalde de Huejutla, buscan colocarlo como un “héroe” que a través del diálogo resuelve conflictos sociales, pero también buscan generar la percepción de que el ex alcalde Badillo Ramírez es la “bruja del cuento”, se les olvida lo que hicieron antes de la llegada de Andrade Zurutuza. Muerto el rey, viva el rey.
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Como dicen en la Huasteca, es tan malo el giro como el colorado, ambos compartieron en el PES la bonanza no se sabe de manera exacta el por qué se derivó el rompimiento, es posible que Daniel Andrade se haya cansado de que le gritaran hasta por llamada de teléfono o que su ambición fuera superior para compartir las jugosas ganancias de las obras públicas que se ejecutan en Huejutla, cuya mayoría no son licitadas.
Es evidente que ambos olvidaron aquellos días felices en los que “caminar de la mano” era su tarjeta de presentación en las colonias y comunidades, donde se abrazaban en público para convencer a los incautos electores que el gobierno siguiente – el de Daniel – sería la extensión del de Raúl en cuanto a obras y dádivas.
Pero como en todos los cuentos hay princesas y ogros, identificarlos en el que se escribe todavía en Huejutla no es la excepción, aunque depende desde que óptica quiera verse a los protagonistas para saber quién es quién, pues unos y otros de los personajes tienen a sus aliados que justifican sus fechorías o linduras.
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Raúl Badillo está plenamente identificado como el que invirtió dinero propio y público en la campaña de Daniel Andrade, porque en su momento trascendió que hubo gastos con costos muy inflados en pavimentaciones con asfalto, rehabilitación de parques y espacios públicos, saneamiento del basurero y otros más que superaron los 50 millones, deuda que en teoría debía pagar Daniel al convertirse en alcalde.
Dany, al auto postularse como candidato y comenzar la campaña, aceptó en consecuencia la deuda, pero no sólo eso, debía pagarla en caso de ganar la elección, pero no fue así, tan pronto arribo a la silla de alcalde desconoció a su mentor y comenzó con los despidos de todos aquellos funcionarios que fueron parte de la administración de su antecesor, comenzando los pleitos también por la adjudicación de la obra pública, de la cual Raúl Badillo no fue partícipe.
A casi un año de concluir su período de gobierno, Daniel ha hecho público su distanciamiento con su creador, dando el mejor ejemplo de lo que significa ser desleal, y no necesariamente por lo económico, sino porque definitivamente cayó en la rivalidad y al ahora su adversario lo culpa de ser quien “mueve los hilos” de la inconformidad ciudadana en contra del gobierno que encabeza, olvidándose que él es la causa del enojo ciudadano, porque si poco o nada le importó la amistad con Raúl Badillo, al que le debe todo lo que es, qué puede importarle el ciudadano que no puede enfrentarlo, a menos que quiera que le griten: No me toques o siéntate y cállate.
Por Iñaki Fernández
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