El docente como actor principal del aula inclusiva

Para lograr un aula inclusiva, el primer inclusivo debe ser el docente.

Durante mucho tiempo personas en desventaja fueron excluidas de prácticamente todos los círculos, ejemplo de esto son mujeres, indígenas, niños en situación de calle, personas en contexto de pobreza, adultos mayores, inmigrantes, personas con necesidades educativas especiales, con discapacidad, miembros de la comunidad LGBT+ y otros grupos maltratados.

Me parece una maravilla hablar de inclusión y resulta motivante como a través de los años el término sigue ganando espacios, es materia de agenda púbica y gana terreno la sensibilización colectiva para integrar a todos, sea cual fuere su diferencia individual, en una misma sociedad.

Hoy en día, el aula inclusiva constituye una visión en la educación que se basa en la diversidad, busca la conquista académica de todo el alumnado y pone especial cuidado en aquellos grupos de estudiantes con mayor riesgo de ser marginados, excluidos o de tener rendimientos menores a los esperados.

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De manera magistral la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), define a la inclusión educativa como una estrategia dinámica para responder en forma proactiva a la diversidad de los estudiantes y concebir las diferencias individuales no como problema, sino como oportunidades para enriquecer el aprendizaje.

Justamente debemos reflexionar que las diferencias en educación son lo común y no la excepción, de aquí la importancia de construir aula inclusiva, donde sin duda, el docente es el actor principal, es su promotor definitorio cuando imprime actitud paciente, tolerante y colaborativa.

Como maestros, somos quienes debemos tener en cuenta las barreras de aprendizaje que presentan algunos estudiantes, identificar las características tan distintas, necesidades e intereses de nuestros alumnos, así como reconocer la diversidad existente en costumbres, tradiciones, creencias e ideología.

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Hay muchas maneras de generarla, por ejemplo, al promover ambientes de aprendizaje para que los alumnos desarrollen todo su potencial, el fortalecimiento de la confianza es indispensable, así como la empatía y respeto de todos los integrantes.

Algo que apoya mucho para lograr el ambiente áulico deseado, es la mezcla de actividades individuales con las de equipo, pues la retroalimentación favorece el avance semejante del grupo, también vale la pena poner al alcance del estudiantado una variedad de recursos, para que cada quien, de acuerdo con sus características, seleccione el que más le colabore.

Un docente incluyente, propicia que todos se integren y adopten esta dinámica, además de generar un ambiente donde la totalidad de sus alumnos participen de manera integral y aprendan juntos, independientemente de sus condiciones personales, sociales o culturales.

Pero no hay que confundirse, el aula inclusiva no es que todos los alumnos tengan que estar en el mismo espacio físico o virtual, ni hacer las mismas cosas, ni actuar de idéntica manera, significa alcanzar las mismas metas, aunque el método sea diferente.