Carolina Viggiano Austria trató de minimizar la renuncia de los ocho legisladores locales al Partido Revolucionario Institucional (PRI) descalificándolos lo mismo que a la veintena de directivos del Comité Directivo Estatal (CDE) pero no mencionó en su mensaje en redes sociales que son muchas más las declinaciones a pertenecer a este instituto político e incluso que hay un cumulo de solicitudes a las autoridades electorales para que los borren del padrón de militantes.
Pero no sólo, también hay priistas que han ocupado cargos directivos y realizaron trabajo partidista por años que en los últimos meses han sido eliminados del padrón de militantes desde el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) por el pecado de ser parte de los equipos de quienes Viggiano Austria considera sus enemigos y a quienes busca eliminar a como dé lugar.
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En su narrativa Viggiano Austria, exige a los legisladores locales se separen del cargo y exalta a la militancia, que realmente no les importa en la encarnizada lucha que emprenden desde el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) Alejandro Moreno y Rubén Moreira, apara apoderarse de la estructura burocrática del PRI y convertirlo en jugoso negocio tomando el modelo de “partido satélite” del Verde Ecologista de México (PVEM).
Tampoco habla del origen, que no es otro que la rivalidad que llega a lo personal que tiene con Omar Fayad Meneses desde que fueron impulsados por Jesús Murillo Karam en los 90s y que llegó a su clímax en el proceso para la candidatura al gobierno de Hidalgo, en la que tuvo que recurrir a una maniobra para ser postulada candidata del PAN a la coalición Va por Hidalgo.
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Porque era la única forma de no llegar a la asamblea de delegados que marcaba la convocatoria, donde sabía que perdería y, en ese momento lo que nunca contó fue la militancia a la que ahora reconoce; fue como hoy la renuncia de legisladores y muchos más una pugna cupular que parece ganó al salir Omar Fayad Meneses y compañía teniendo como único y verdadero perdedor al PRI y a quienes realmente creen en él.