Empujando al patriarcado

Este pasado 25 de mayo hubo diversos eventos en el marco del llamado Día Naranja en el que innumerable número de veces me he quejado de que NO ES solamente vestirse de naranja para visibilizar la violencia, NO ES  dar una conferencia de lo mismo al funcionariado público o a las escuelas para rellenar los eventos, lo que sí me parece fundamental es ir avanzando con acciones concretas en cuestiones legislativas, implementación de políticas públicas, etc.,

Por eso esta vez alguna de las cosas que ocurrieron en Hidalgo este pasado 25 de mayo me parece muy importante mencionarla.

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En el legislativo se votó:

  • La  ley 3 de 3 que establece que ningún agresor sexual o deudor alimentario podrá acceder a un cargo público, aunque se votó a partir de una minuta del Senado esta es una propuesta de una parte del movimiento feminista que a nivel nacional lo ha ido impulsando: Las Constituyentes.
  • La obligación de observar el principio de paridad no solamente para los cargos de elección popular sino también la administración pública, porque aunque se dice mucho que tenemos un gobierno paritario, las fotografías del gabinete y la investigación de un medio local han demostrado que no es así, además aunque llegan las mujeres a las Secretarías no necesariamente reflejan que ellas mismas hagan esos cambios.
  • Otorgar una licencia con goce de sueldo por dos días a trabajadoras que hayan sido diagnosticadas con dismenorrea es decir, dolores uterinos por la menstruación.

A nivel municipal en Pachuca, la asamblea votó:

  • El fortalecimiento de la Secretaría de las Mujeres, a través de distintas Direcciones Generales para su buen funcionamiento.
  • El establecimiento de una terna para la elección de la siguiente Secretaría de las Mujeres de Pachuca (un pendiente que tiene la actual titular del Instituto Estatal)
  • La institucionalización de la ruta de atención a la violencia que a diferencia de lo estatal va muy avanzada para su implementación.

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Mi pecho no es bodega Aunque todo lo anterior ha tenido que pasar por el cabildo municipal y el legislativo, sin duda, como bien menciona Yndira Sandoval, estas reformas tienen madre es el movimiento feminista que las ha impulsado para lograrlas. Sin embargo, pues siempre hay cuestiones políticas; en el caso del municipio la regidora Liliana Mera se abstuvo de votar las reformas aludiendo cuestiones jurídicas que pudo haber establecido en comisiones pero cuando se trabajó nunca se presentó y en el caso de Bertha Miranda aunque según ella se ha adjudicado la creación de la Secretaria de las Mujeres en Pachuca en la transición Violenta, la dejó muy mal establecida legalmente y no ha sido capaz de poder darle un respaldo desde el Instituto Estatal para fortalecerla o apoyar los trabajos para que esta sea realmente de utilidad, además de no establecer contacto con quien originalmente creó la ruta de atención a la violencia para trabajarla en conjunto a nivel estatal  y con las instancias justamente por falta de visión política y de reconocimiento a la genealogía feminista. Sin duda tanto Liliana Mera como Bertha Miranda son dignas hijas políticas del patriarcado de Tania Meza que tanto le han fallado al movimiento feminista estatal.