Está despierto desde 1994 y muestra magníficas postales con su compañero de al lado. Son los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl. Los ves gallardos y majestuosos y en gran parte del año con nieve que corona la cima.
Popocatépetl significa “montaña que humea” y su pareja, el Iztaccíhuatl es “mujer dormida”, su leyenda es magnífica y la he escuchado desde niña. Toda la población de Puebla ve los volcanes hacia Cholula y sabemos que ante los últimos sucesos puede haber repercusiones. No obstante, las familias han aprendido a vivir con “Don Goyo”, así se le llama a este volcán, uno de los más conocidos y activos de América Latina.
Pero ¿cuándo empezó su mayor actividad? En diciembre de 1994, el volcán Popocatépetl experimentó una erupción significativa que marcó el inicio de un periodo activo que aún persiste. Desde entonces, ha presentado diversas fases eruptivas, con expulsión de cenizas, gases y ocasionalmente flujos de lava. Durante estos años, ha habido momentos de mayor intensidad eruptiva, con columnas eruptivas que alcanzan varios kilómetros de altura.
Ante la actividad del Popocatépetl, las autoridades mexicanas han implementado un riguroso sistema de monitoreo para supervisar y prevenir posibles riesgos. El Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) ha establecido un sistema de alertas y protocolos de evacuación en caso de necesidad. Se han instalado estaciones sísmicas, cámaras de vigilancia y se realizan vuelos de reconocimiento para monitorear de cerca la actividad volcánica y detectar cambios significativos en su comportamiento.
Una erupción intensa del volcán Popocatépetl podría tener varias repercusiones en la región colindante. La emisión de cenizas volcánicas representa uno de los mayores riesgos. Estas cenizas, transportadas por el viento, pueden afectar la calidad del aire, provocar problemas respiratorios y dañar cultivos agrícolas. Asimismo, las explosiones volcánicas y los flujos de lava podrían amenazar poblaciones cercanas, provocar la evacuación de comunidades y dañar infraestructuras.
La actividad del volcán Popocatépetl ha generado un impacto significativo en la región colindante. La población local ha tenido que adaptarse a vivir con la constante presencia de riesgos volcánicos. Se han implementado programas en materia de protección civil, así como la realización de simulacros de evacuación para preparar a la comunidad ante posibles escenarios eruptivos, pero en estos días, ante el cambio a Fase 3 en semáforo amarillo prefieren no hacer simulacros hacia los refugios.
San Pedro Xalitzintla, del municipio de San Nicolás de los Ranchos, es una de las poblaciones más cercanas. Desde el volcán se tienen diez rutas de evacuación de la capital poblana. Son 24 poblaciones en la zona de riesgo, 53 mil habitantes que podrían ser afectados y 205 refugios temporales los que han sido abiertos.
Lo cierto es que… El volcán Popocatépetl es un recordatorio constante de la actividad volcánica en México y la necesidad de estar preparados frente a los riesgos naturales. Grandes espectáculos se pueden apreciar durante su actividad. Sin embargo, debemos estar alerta, más no en alarma, de moverse hacia los refugios de ser necesario y seguir las medidas de prevención para no dañar la salud de los seres vivos, los cultivos y ríos. ¿Si la ceniza podría llegar a Hidalgo? Parece que no, pero sí a Veracruz y mantener pausados los aeropuertos del centro del país. Esperemos cautela de Don Goyo.
Twitter@AidaSuarezCh