Moby: ¿con qué nos quedamos… con el artista magnífico o con la persona mentirosa y furibunda?

El único descendiente célebre del autor de Moby Dick tiene un nuevo disco y de inmediato no hago sino remontarme hasta el 2011 cuando el Gobierno francés hizo un anuncio público para negarle un homenaje al gran escritor Louis-Ferdinand Céline (1894-1961), autor de la poderosa novela Viaje al fin de la noche, argumentando que se había puesto al servicio de una ideología repugnante.

Cierto es que el escritor tenía una personalidad compleja y al menos en una trilogía asumió abiertamente una postura antisemita, pero también es innegable el valor y tamaño de su legado -es un titán de la literatura-. ¿A quién juzgamos y valoramos artísticamente, al hombre o a la obra?

Se trata de un debate que en 2023 aplica a Richard Melville Hall, quien tiene una carrera musical llena de éxitos y que lo convirtió en una figura planetaria que luego se ha sumergido en diversas polémicas que van de su manía por decir mentiras a arremeter contra quienes comen carne.

Se vale que asuma los principios más radicales del veganismo, pero no que arremeta contra los que no siguen su mismo régimen alimenticio; por otro lado, es una tentación muy grande decir que tuvo una noviazgo con Natalia Portman -¿Cuántos están en posición de afirmar algo así?-. A la postre, como un rehabilitado de alcohol y drogas, molesta su supuesta superioridad moral e intelectual; se hace pasar por un pequeño dictador.

Pero resulta muy difícil escatimar méritos para su obra y mucho más cuando en Resound NYC escuchamos como 15 temas de su periodo de vida en aquella ciudad asumen un nuevo tratamiento en el que privan los arreglos de cuerda sin perder nada de punch y efectividad y presentan además voces invitadas.

Moby vivió en Nueva York entre 1994 y 2010, etapa de la que tomó un puñado de composiciones muy destacadas y probadas para registrar su segundo disco para la prestigiada Deutsche Grammophon; el legendario sello discográfico alemán acoge a un artista que no ha hecho un disco cercano a la música clásica y que tiene ritmos muy distantes al tipo de expresiones que promueve -ello es otro motivo de celebración-.

Resound NYC comienza con “In My Heart” que suena portentosa con el vozarrón del cantante de soul Gregory Porter para posteriormente entregar nuevas versiones muy logradas de “In this World”, en la que las voces femeninas de Marisha Wallace y Nicole Scherzinger le aportan sofisticación total; además deslumbra con “The Perfect Life”, que incluye un coro de gospel y la participación de Ricky Wilson, el cantante del grupo indie inglés Kaisef Chiefs, quien también participa en “South Side”.

Pero quizá la mayor sorpresa de este álbum sea su reunión con dos figuras procedentes de registros muy distantes al suyo: Margo Timmins de Cowboy Junkies es un figura de culto de la Americana y el folk rock, mismo territorio al que pertenece Damien Jurado, pero con una aire más indie; juntos hacen Helpless”, una balada profunda y que se antoja hasta dylaniana -¡Una hermosa rareza en la carrera de Moby!

Los escuchas más jóvenes podrán reconocer en el lote “When It’s Cold I’d Like to Die”, cuya versión original sonó en el final de la serie Stranger Things, aunque también está allí “Extreme Ways”, convertida en el tema de la saga cinematográfica de Jason Bourne.

En Resound NYC hay revisión y trasformación -la mejor manera de acercarse a la nostalgia-, es por ello que cierro esta entrega con un apunte de Moby acerca de aquella época: “Cuando piensas en los noventa, Bill Clinton fue presidente; la escena rave era este mundo utópico e idílico; la Unión Soviética había terminado; el cambio climático era solo una idea para un libro que Al Gore iba a escribir. En ese entonces, hacer música era esta celebración del potencial que tenía nuestro mundo, que tenía nuestra cultura. Y ahora es casi un refugio en un mundo a veces aterrador y apocalíptico.

Puede que Moby sea polémico e intratable, pero es un gran artista… ni duda cabe.