El gobernador Julio Menchaca Salazar no soslaya hablar de seguridad. Directo, avala acciones del Gobierno Federal contra delincuentes. Cita que ha hecho un compromiso en pro de un país en paz. Así, consideró inadecuada la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) al oponerse que la Guardia Nacional se transfiriera a la Secretaría de la Defensa Nacional.
Reprochó que nadie hubiera señalado una militarización de la protección civil cuando los militares intervienen en acciones de emergencia, como lo son incendios e inundaciones.
Consignó que, ante la cercanía de un proceso electoral, éste y otros temas pueden tener línea política detrás.
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Expuso: “No he oído una sola crítica al Ejército cuando sus integrantes se ponen una banda amarilla que identifica al plan DNIII. Entonces no surgen voces difundiendo que se militariza la protección civil”.
El año pasado, cercana su toma de posesión como mandatario, en una charla amplia, Menchaca Salazar adelantó que su patrón de conducta se mediría por sus propias determinaciones, sin influencias. Dijo que, desde luego, escucharía puntos de vista pero que al final, como coloquialmente se llega a expresar, la última palabra sería la suya.
Enumeró entonces las prioridades de su gestión en aras de un desarrollo económico para todos, con avales en excelentes servicios en salud, educación y seguridad.
Pero también a enfrentar mal uso de recursos en diferentes organismos, ya fuera en los dependientes directos del gobierno estatal o en otros como los municipios. Ya en su gestión, se informó de malos manejos en algunos ayuntamientos. Al parecer aún hay asuntos que descubrir. El Ejecutivo ha cumplido con lo que planteara.
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Para recordar
Una mañana de marzo de 1928, en Los Ángeles, California, Christine Collins, madre soltera, deja a su hijo Walter en casa y se despide para ir a trabajar. Al regreso, un tanto retrasada, ya no encuentra al pequeño de nueve años. Se inicia así una búsqueda desesperada que, en lugar de tener efectiva ayuda policial, la lleva a ser internada en un hospital siquiátrico, en donde sufre ignominias, mal trato.
Historia real, se llevó al cine con el título El sustituto, bajo la dirección de un ícono, Clint Eastwood. La mujer afectada la personaliza Angelina Jolie, actriz muy reconocida.
Ella se entrevista con un jefe de investigadores que nada le resuelve y después, insólito en lo que fue una cruda verdad, le entregan a otro niño, asegurándole que es Walter.
Ella no lo acepta, madre que sabe lo que dice, y es víctima de indiferencias y de ironías. El sustituto era acompañante de un vagabundo.
Christine tiene un aura de buena fortuna cuando conoce a un pastor presbiteriano, y un abogado que la ayudan.
Casi en paralelo, un sagaz detective investiga asesinatos de menores en Mineville, ubicado en terreno campestre, y captura al responsable de por lo menos 18 víctimas mortales. De ahí escapan en fría madrugada tres pequeños; entre ellos Walter, solo uno cuenta lo ocurrido.
Hay un juicio. Al victimario de los chicos se le condena a muerte. Impresionante escena cuando lo ahorcan. Al mal policía prácticamente lo dan de baja, el que indujo a que Christine pasara amargos días en el siquiátrico.
Al final, un tanto estabilizada emocionalmente, Christine declara que ve el inmediato futuro con optimismo, porque espera que su amado hijo Walter, sea encontrado, lo que en el filme se deja tácitamente al incierto destino.
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