Padece Zimapán tolvaneras tóxicas causadas por mineras

Pobladores de la comunidad Rancho San Miguel, municipio de Zimapán, Hidalgo, aseguraron que en los últimos días han padecido “tolvaneras tóxicas” resultado de la nula compactación de jales (desechos provenientes de minas) que incluyen cianuro, arsénico y plomo.

La activista Alejandra Rojas, vecina de Rancho San Miguel, divulgó en redes sociales un video en el cual se ve que fuertes vientos arrastran polvo blanco de la presa de jales número uno de la mina La Purísima, situada a 200 metros de las viviendas de la demarcación, a la cual rodean las mineras Preissan, Sago y El Espíritu, esta última propiedad de Rosalía Muñoz, ex alcaldesa de Zimapán.

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Indicó que el polvo de los jales (pilas de material molido resultado de la extracción de minerales) se esparce por la zona urbanizada de Rancho San Miguel, cuyos moradores padecen irritaciones en ojos y garganta, que atribuyeron a partículas contaminantes.

Según Rojas, “la afectación a la comunidad de Rancho San Miguel es por la minería a cielo abierto que realizan las empresas metalúrgicas con total impunidad”.

Recordó que en febrero pasado funcionarios de la Procuraduría Federal de Protección del Ambiente (Profepa) visitaron el pueblo, y “les pedimos que obligaran a las empresas a compactar de forma adecuada sus montañas de jales, pero no nos hicieron caso”. Destacó que esos residuos contienen arsénico, cianuro y otros químicos usados para procesar plomo, cobre y zinc.

Igualmente, responsabilizó a las mineras de “envenenarnos”, por lo que pidió auxilio a la Profepa, a las secretarías de Medio Ambiente y Recursos Naturales local y federal, así como al ayuntamiento de Zimapán, para que obliguen a las mineras a desechar sus residuos en forma adecuada.

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Mientras, la organización Amigos del Lago de Cuitzeo –el más grande de México, después del de Chapala, en Jalisco– dio a conocer que desde hace unos 15 días ha habido tolvaneras debido a que la zona poniente del cuerpo de agua de Michoacán está completamente seca, como sucede desde hace tres décadas por deforestación y sobrexplotación de acuíferos.

El organismo sostuvo que esas polvaredas propician enfermedades infecciosas entre habitantes de localidades ribereñas, así como en los municipios de Huandacareo, Copándaro y Cuitzeo.

La Secretaría de Salud del estado expuso que tormentas de polvo originaron en 2022 infecciones respiratorias agudas a más de 20 mil personas, además de dolencias gastrointestinales, lo mismo que afecciones cutáneas y oculares a más de 3 mil.

Por: Juan Ricardo Montoya y Ernesto Martínez / La Jornada