Lausana. El calendario deportivo se ha visto sacudido y revolucionado como nunca en tiempos de paz debido a la pandemia ocasionada por el virus Covid19.
Tras un 2020 plagado de eventos aplazados, cancelados o seriamente afectados, el año 2021, que será olímpico por las circunstancias, puede servir para iniciar la recuperación.
Los Juegos Olímpicos de Tokio y dos citas grandes del futbol como la Eurocopa y la Copa América: esas justas debieron tener lugar en este año y fueron reprogramados para junio y julio de 2021.
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Las miradas se dirigirán principalmente a esas competiciones, con una pregunta que todo el mundo se hace: ¿podrán ser una auténtica fiesta popular que permita el rencuentro del deporte con sus aficionados como en los mejores tiempos?
Criticados frecuentemente por su coste, su impacto medioambiental o la opacidad de los procesos de elección de sede, los grandes acontecimientos deportivos han sido señalados como potenciales focos para la infección por coronavirus, por su tendencia a la aglomeración de personas en un espacio reducido.
La ida de los octavos de final de la Liga de Campeones de futbol entre Atalanta y Valencia, el pasado 19 de febrero, fue considerado uno de los focos para la rápida propagación en Italia y luego en Europa de la enfermedad.
Una vez que el Covid19 fue declarado pandemia, quedó rápidamente claro que la justa veraniega de Tokio no podría tener lugar en 2020 y fue reprogramada del 23 de julio al 8 de agosto de 2021, mientras los Juegos Paralímpicos se vieron desplazados al 24 de agosto-5 de septiembre de ese año y otras grandes citas fueron canceladas.
Nueva normalidad
De los confinamientos y restricciones a la práctica deportiva de los primeros meses de la pandemia, que fueron diferentes según los países y que a menudo conllevaron un parón de las competiciones, se pasó a una nueva normalidad con un calendario deportivo en ocasiones sobrecargado para la segunda mitad de 2020, especialmente en los meses recientes.
Todo ello, en medio de un contexto de precariedad financiera para muchos deportistas, víctimas de la crisis general y de las estructuras de sus disciplinas.
El Comité Olímpico Internacional (COI) desbloqueó a mediados de mayo una partida de 150 millones de dólares (123.4 millones de euros) para las federaciones internacionales y los Comités Olímpicos Nacionales. La FIFA ofreció mil 500 millones de dólares (mil 200 millones de euros) en subvenciones y préstamos.
En ese punto, la atención se focaliza en Tokio. Se sabe que serán unos juegos fastuosos, quizá menos de lo previsto después de que el aplazamiento elevó el costo a 16 mil millones de dólares (13 mil millones de euros), 2 mil 800 millones de dólares extra.
La prioridad de los organizadores ahora es garantizar la salud de los participantes y de la población japonesa ante las eventualidades del ritmo de vacunación mundial.
En varias de las disciplinas, la competición transcurre en estadios y pabellones cubiertos. Pero incluso para los que se disputan al aire libre y para los que tienen más fácil la distancia social, hay momentos y eventuales situaciones de riesgo. “Médicos, laboratorios, gobiernos: todos hemos aprendido mucho desde marzo”, intentó tranquilizar en noviembre el presidente del COI, Thomas Bach.
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