El fracaso del derecho: el registro de agresores sexuales y violentadores de género

Escribo esto desde la complejidad de experiencias que me atraviesan: soy feminista, soy abogada, me declaró antipunitivista y también he sobrevivido en 4 ocasiones a la violencia sexual.

No negaré que durante mucho tiempo pensé en la cárcel como la opción para mis agresores, incluso pensaba en otras cosas. Fueron válidas mis emociones, personas que conocía y otras que no, se atrevieron a minar mi libertad y autonomía. Aún hay noches en las que les deseo lo peor.

Con el paso del tiempo, al entender el funcionamiento del sistema de “justicia” me di cuenta que la cárcel no era lo que yo imaginaba y quería. No me garantizaba seguridad, ni a mi ni a les demás. No garantizaba la reparación que necesitaba. De ahí, entre otras múltiples razones, devine en antipunitivista.

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Es irónico que días después de la marcha del 8M, de un año con aumento en feminicidios, de criticar y condenar la protesta en forma de graffitis y vidrios rotos; las después de las autoridades ante las demandas se perfilan al derecho penal.

Proponer la creación del  Registro de Agresores Sexuales y Violentadores de Género es la aceptación de que las políticas públicas de prevención, el derecho penal y penitenciario son un fracaso.

¿Por qué?

Porque están aceptando con ello que el programa de reintegración tan no funciona que es necesario crear un padrón de aquellas personas que hayan cumplido una condena por alguno de estos delitos para tenerles ubicados.

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Decepciona que este tipo de acciones son a las que decide apostarse en lugar de hacer una revisión profunda para encontrar la falla y buscar otras maneras para erradicar la violencia.

Si, graffitear y quebrar cosas no soluciona nada. Ninguna de nosotras hemos realizado esos actos con ese fin. Lo hemos hecho por rabia, por coraje, por impotencia, por desahogo.

Pero ustedes, los que están obligados a hacer algo para respetar nuestros derechos humanos ¿cuándo harán algo que si funcione?