JUÁREZ RELEGADO – lajornada-hidalgo-prod

Garlito

Pese a que creyéramos que hay ciertas heridas históricas que sanan, al parecer no es así y el dolor u odio puede permanecer años incluso centurias y volver a arder tanto o más que en su tiempo y espacio; nuestra Historia nacional, cuenta con recovecos y atajos, donde se nos esconden ciertas verdades ocultas y personajes que actuaron de diversas formas para poder llevar a buen puerto sus ideales, muchos de nuestros héroes se presentan con rostros malévolos, intransigentes y enemigos mortales de instituciones o ideas, cuando en realidad haciendo un lado sus verdaderas creencias tuvieron que actuar de manera tajante para alcanzar sus más grandes y patrióticos logros.

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En la ciudad de Pachuca hay varios sitios públicos que son objeto de deterioro e invasión por parte del comercio informal que se apodera de la vía pública convirtiéndola en espacios concesionados, cuyas cuotas nadie sabe a dónde van a parar si a las arcas municipales o a los bolsillos de agrupaciones de comerciantes que estrangulan las calles; monumento histórico, religioso y un espacio público muy pachuqueño, es el atrio y templo de la Asunción junto a la plaza Constitución a unos metros del mercado Primero de Mayo, ya habíamos comentado del deterioro del monumento a Benito Juárez, la mole de piedra que testifica la estancia de Mariano Matamoros como sacerdote y el mismo atrio de la iglesia, todo en su conjunto es un testigo del paso del tiempo y de la Historia de México.

Por años en el olvido y permitido por las autoridades municipales, los comerciantes por años se apoderaron del lugar deteriorando los monumentos y convirtiéndolo en reducto de indigentes y malvivientes que mantenían la zona en alta peligrosidad, la pandemia del covid-19 alentó más la proliferación de vendedores en las inmediaciones del pequeño espacio, ni los altos mandos de la iglesia, menos los civiles municipales pusieron orden, hasta hace relativamente poco en que el clero tuvo la idea de proteger su territorio y construyó una barda para salvar el atrio, lo cual es aplaudible porque finalmente están protegiendo un espacio muy pachuqueño; sin embargo en un olvido o una muy pensada venganza histórica, dejaron fuera al pequeño pero muy importante monumento a Benito Juárez en un claro desprecio al héroe nacional que cumpliendo con su deber histórico, restó poder a la institución heredada por los europeos y minimizando el poder del clero político.

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Indefenso

Parte del atrio de la iglesia es el monumento a Juárez, tan importante es la mole donde se atestigua la estancia de otro héroe patriota y sacerdote Mariano Matamoros, como el busto del creador de la Leyes de Reforma, queda claro que para los altos mandos de la iglesia católica, Benito Juárez es y será eternamente su enemigo y buscan momentos precisos para demostrarlo, en este caso relegándolo del espacio arquitectónico y dejando fuera su monumento de la barda que construyeron para proteger sus muros y piedras, muestra clara de una actitud retrógrada, antinacionalista y detestable por parte de una institución que asegura ser parte del pueblo, hechos que develan que el odio del clero a Juárez es latente ahora más cuando el Benemérito en parte central del ideario del gobierno federal; el clero católico sigue viviendo en el siglo 18 mostrando su anquilosamiento y su clara ideología actual.

La autoridad municipal en la ignorancia y también desprecio, debió pelear que se protegiera el monumento a Don Benito y no volverlo a relegar para que los comerciantes semifijos lo conviertan en ruinas y esté fuera de la protección divina; lamentable la decisión, por la que el monumento más antiguo a Juárez del espacio histórico de la iglesia de la Asunción, es marginado y colocado como objetivo para su destrucción, los clérigos de esa iglesia antipatriotas, envidiosos y nuevamente derrotados por la grandeza del indígena zapoteca, dejan evidente su ignorancia patria y allá en el cielo cuando se topen a Benito Juárez, donde es invitado especial, los volverá a perdonar mostrando su grandeza; en tanto seremos testigos del aniquilamiento de un monumento humilde pero patriótico a Benito Juárez.