Si usted escribe “mujer exitosa” en un motor de búsqueda, Internet mostrará imágenes de mujeres blancas y delgadas. Si escribe “pobreza”, la mayoría de las imágenes serán de personas de piel morena.
“Una considerable parte de la información que vemos cuando entramos en Internet es el reflejo de las mentes y los cuerpos de quienes crean las bases de datos”, manifestó Odilia Romero, directora de Comunidades Indígenas en Liderazgo (Cielo), organización con sede en Los Ángeles, que trabaja por los derechos de la diáspora de los pueblos originarios.
Romero habló ayer en los bajos de la suavicrema, como se conoce popularmente a la Estela de Luz edificada en el calderonato para conmemorar una fecha patria.
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El acto fue realizado en sintonía con la conferencia Internet para la confianza que se celebrará por estos días en París, Francia, donde se discutirá la idea “establecer directrices que regulen las plataformas digitales”, a partir de la idea de que “se han utilizado como grandes vectores de desinformación, discursos de odio, teorías de conspiración y otros contenidos potencialmente perjudiciales para la democracia y los derechos humanos”.
Aquí, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y la organización RacismoMx, presentaron una campaña encaminada a combatir “el racismo y los sesgos discriminatorios en plataformas y servicios digitales”.
Para abrir la conversación, presentaron un breve documental (Revolución vs el algoritmo, nueve minutos) en el que “distintas figuras públicas… se enfrentaron a los resultados (de motores de búsqueda, como Google) de conceptos como hombre feliz, mujer bonita, mujer exitosa, pobreza…”
Bajo ese contexto, “mis hijas no existen”, señala en la pieza documental el actor Tenoch Huerta, frente a las imágenes que muestran sólo mujeres de tez blanca.
“A mí no me causó sorpresa”, expresó Odilia Romero, nacida en San Bartolomé Zoogocho, Oaxaca, quien comenzó su participación con unas palabras en zapoteco (su primera lengua) y continuó en español (su tercera lengua).
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Romero habló del maltrato en los restaurantes, de las veces que le han preguntado si va a ir a un baile porque viste un huipil y de las ocasiones en que ha tenido que aclarar que no habla un dialecto, sino una lengua.
“Todo empieza con la lengua, ésta es la madre de todas nuestras luchas… Estos algoritmos ayudan a la violencia lingüística”, siguió Romero, quien entre muchas otras actividades participa en una red de 300 intérpretes de lenguas indígenas diseminados a lo largo y ancho de Estados Unidos.
Romero fue más allá del ejercicio presentado en el documental (que se puede ver en la cuenta RacismoMX, en YouTube), cuando dijo que si en un motor de búsqueda escribes “mujer indígena exitosa” sólo aparecerá la imagen de la actriz Yalitza Aparicio. “Y qué bueno que sale Yalitza, pero hay muchas mujeres indígenas exitosas”.
Sabedora de que su fama (su historia está en grandes periódicos de Estados Unidos y en la revista Vogue) le ha permitido ser invitada a actos como el realizado este lunes, Odilia Romero pidió “cambiar desde quiénes aparecen en los videos, quiénes están en las conversaciones… Yo ya soy cool, por eso estoy aquí”.
Por Arturo Cano / La Jornada
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