MIGUEL PÉREZ

¡HASTA NUNCA 2020!

Faltan escasos tres días para que concluya lo que quizá ha sido para la humanidad, el año más terrible de las últimas décadas. Del Polo Norte a la Patagonia no hubo región del mundo que no resintiera los embates de la pandemia. Los gobiernos de todas las naciones hicieron lo que pudieron para tratar de contener el contagio y la comunidad científica mundial se avocó a buscar en tiempo récord la cura para esta enfermedad, que al cierre del 2020, ha dejado a nivel mundial más de 80 millones de contagiados y provocado la muerte de casi dos millones de personas.

Las últimas hojas del calendario esperan ser arrancadas para dar paso a un nuevo año que, esperamos y deseamos, sea diferente al que termina. La producción y distribución masiva de la vacuna es un buen augurio de que las cosas pueden ser diferentes en 2021. Toca el turno a las autoridades sanitarias a que la medicina llegue a todos los rincones del planeta y, en nuestro país, a todos los estados, ciudades, pueblos, colonias, barrios. Es de esperar que dichas autoridades no quieran medrar ni hacer un uso político en la aplicación de esta medicina que, a la vista de muchos, es una esperanza para intentar volver a rehacer y mejorar la vida en sociedad que se tenía antes de la enfermedad.

Una vida que permita a todos volver a salir con confianza a la calle, a reunirse con familiares y amigos sin temor de que en esos encuentros alguien se pueda contagiar y poner en riesgo la vida. Una vida que permita la dicha de volver a viajar, regresar a los centros de trabajo, escuelas, museos, a las salas de conciertos, a los estadios, parques, plazas comerciales y un infinito etcétera.

Pero no todo se debe dejar en manos de las autoridades para volver a esa vida que tanto nos gusta. Si se quiere salir de las cuatro paredes en la que millones han pasado los últimos meses, hay una responsabilidad compartida, una responsabilidad que se convierte en obligación para la sociedad en general, particularmente la nuestra. 

Si algo aprendimos de esta enfermedad es que la comorbilidad afecta y daña doblemente a un cuerpo que tiene males acumulados, desatendidos y/o mal tratados. Muchas de las personas que desgraciadamente murieron tenían uno o dos padecimientos que complicaron más su tratamiento. Queda claro entonces que los malos hábitos adquiridos a lo largo de los años deben ser desterrados.

Uno de ellos, por ejemplo, es la mala alimentación que ha llevado a México a tener el nada honroso primer lugar en el mundo en materia de obesidad infantil. Toca como sociedad reaprender a consumir alimentos sanos, a hacer a un lado o disminuir considerablemente la denominada comida chatarra. Mucha de la gastronomía nacional es bastante condimentada o alta en grasas. Intentemos entonces combinar esos alimentos con otros que equilibren y mejoren la ingesta. Volvamos a caminar, correr, saltar, hacer ejercicio y alejarnos un rato de los dispositivos móviles, que si bien aportan entretenimiento, nos han hecho más sedentarios, particularmente a los niños y jóvenes.

El 2020 está por terminar. Un año así no lo queremos volver a tener en nuestras vidas. Sus secuelas permanecerán quizá un largo rato más en el año que está por iniciar. Seamos aún más pacientes todavía. El futuro pinta mejor sí, pero tenemos una corresponsabilidad que no podemos ignorar. De nosotros y solo de nosotros depende que los próximos 365 días sean todo lo mejor que deseamos ¡Feliz año nuevo, hasta nunca año viejo!

POR SI ANDABA CON EL PENDIENTE

México irá a las urnas el 6 de junio de 2021. Ese día estarán en juego 20 mil 868 cargos de elección popular en todo el país, entre gobernadores, diputados federales, locales, alcaldes, sindicaturas, regidurías y juntas municipales o consejales. La obligación ciudadana es investigar quién o quiénes serán los diferentes candidatos a esos puestos y qué es lo que ofrecen cada uno de ellos para emitir en su momento un voto razonado.

Comentarios: miguel.perez@estadodemexico.jornada.com.mx

migueles2000@hotmail.com


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