Cada 2 de febrero, Día de la Candelaria, además de llevar la imagen del Niño Dios a las iglesias, la población en Acaxochitlán lleva canastas con diferentes semillas, adornadas con flores y velas.
El templo de la Virgen de la Asunción y del Cristo del Colateral se viste de matices de pasado prehispánico con la bendición de las semillas resignificadas de creencias, tanto prehispánicas como cristianas, de acuerdo con la antropóloga Angélica Oviedo Herrerías.
Ambas creencias, señala la especialista, ejemplifican el sincretismo del proceso de evangelización, encaminados al ciclo de “nuestros mantenimientos”, el 2 de febrero y estaban destinados a garantizar el nacimiento del maíz, nuestro sustento.
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“Y que con esta festividad se da inicio al proceso de fecundidad de la madre tierra, la que es equiparada con la semilla que reposa en el vientre de la madre tierra que reposa en el vientre de la madre tierra, de donde surgirá para germinar, a partir del equinoccio de primavera”, sostiene la antropóloga.
Explica que con el nacimiento del Niño Dios el 24 de diciembre, en eslabón con el niño que se coloca en el pan, para aquel que la fortuna, haga que le toque, será bendecido con el ofrecimiento de tamales el día 2 de febrero.
“Ritos que encuentran su clímax en los festejos a la Virgen de la Candelaria, en su aspecto femenino que a nuestro juicio sintetiza los elementos simbólicos de la diosa Xochiquetzal”.
Oviedo Herrerías agrega que el Cristo Colateral, en su aspecto masculino como el dios Tláloc, como proveedor del agua y de nuestro sustento.
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“Y el Niño Dios, que sacraliza a los tlacatecutli la ofrenda humana, que era ofrecida en sacrificio como el alimento de los dioses, “puesto no debemos olvidar, que los hombres fueron creados por los dioses para ser su alimento y que a cambio de ello, se les otorgó al maíz como la sustancia divina dada a los mortales por los dioses para su sustento”.
Por lo que este día, según la arqueóloga Oviedo, se lleva a bendecir para que a través de la gracia divina sacralizada en la imagen de la Virgen de la Candelaria o Candela, luz, la energía vital el pulso de la vida, su tonalli, se les sea otorgado el don de la vida en un genuino y sincrético acto, que culmina con su germinación en los campos a través de su resurrección”.
“Este suceso se celebra a través de una misa dedicada a bendecir las semillas, que serán incorporadas a aquellas, que serán de cimiento a la nueva generación, que germinará y dará vida al alimento de los hombres, en el ciclo anual de nuestros mantenimientos, como la joya más valiosa y apreciada que los dioses le dieron a su creación, el sustento de los hijos del quinto sol: el maíz”.
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