Desde el inicio de la pandemia de COVID hasta ahora, muchos y muchas hemos elegido la oportunidad de aprender o reaprender qué es lo más valioso e importante que poseemos y la mayoría coincidimos en catalogar así a la salud física, la vida, la presencia y cercanía de nuestros seres queridos y hoy en día, también la estabilidad emocional y la salud mental.
Obviamente, nuestra salud, pero también o incluso a veces en primer lugar la de nuestros seres queridos, el amor tan inmenso que sentimos, por ejemplo, hacia nuestras hijas e hijos nos llevan a desear que el dolor físico o emocional fuese transferible para que ellas y ellos no la pasaran mal, y luego está, que cuando hemos criado hijos responsables, amorosos y empáticos también se preocupan por nuestro bienestar y les pasa igual, desearían nunca vernos enfermos, preocupados o tristes.
Ese es el amor, el que es capaz de colocarse en el lugar del otro, el que nunca por ningún motivo deja para después el evitarle dolor al otro o a la otra, el que a pesar del enojo no trata mal, el que hace a un lado las diferencias cuando las circunstancias corresponden a estar presente, incluso más que nunca.
La comunicación, la confianza, la reciprocidad son innegociables para construir y mantener un vínculo de calidad, no se puede amar lo que no se admira, no se puede respetar lo que no se valora, es verdaderamente complejo sentirse amado cuando no hay estabilidad, y la estabilidad emocional que aportan las relaciones sanas dan pie a la salud mental, la creatividad, la generosidad y la empatía, parecería que no, pero hoy en día, mujeres y hombres (más de los que imaginan, sobre todo mujeres, desean un buen amor, un amor recíproco, confiable, honesto y estable), porque si bien es cierto que ya no queremos idealizar al amor romántico, si se elige vivir en pareja se tiene el derecho a pedir y ofrecer que la relación incremente o mantenga el bienestar de ambos.
Otro punto indispensable para la vida digna es el trabajo y la remuneración justa por el oficio que se realiza, bien dicen los estudios respecto a la autoestima, que el trabajo dignifica, da sentido de utilidad, pertenencia y la seguridad de saberse capaz de mantenerse económicamente.
El tiempo libre, la recreación, la convivencia en armonía con las personas más cercanas, así como el saber disfrutar igualmente de estar consigo mismo que facilita experimentar un tipo de apego seguro y no depender obsesivamente de la pareja, de los hijos o de otras personas.
El autocuidado y la automotivación… Dos grandes responsabilidades que yo llamaría también “obligaciones” que tenemos con la persona que somos, y sin romantizarlas, debemos admitir que no es nada sencillo cuidarse real y permanentemente, así como que motivarse en la adversidad es todo un desafío, sin embargo, del desarrollo y mantenimiento de estas dos conductas dependen por mucho la salud física y mental y la felicidad (como quieras definirla).
Así que valdría la pena cuestionarnos:
¿Qué nos permite construir una vida plena?
1) La salud propia y de quienes amamos
2) Tener claras nuestras prioridades
3) Mantener la calidad de nuestros vínculos
4) Vivir en el aquí y el ahora
5) Amar el trabajo que realizamos
6) Transitar por la vida sin resentimientos
7) Expresar lo que sentimos y validar lo que sienten otros.
8) Ser inteligentes emocionalmente
9) Procurar desdramatizar en la medida de lo posible.
10) Resignificar para que el dolor no se convierta en sufrimiento y aprender para darle sentido a lo vivido y superarnos a nosotros mismos.
11) Experimentar seguridad.
Por supuesto, cada persona tiene sus propias creencias e ideas respecto a lo que es más importante para sí misma, en sus relaciones, en su historia y esto es absolutamente respetable… ¿Qué hace para ti más plena tu vida?, ¿qué es para ti lo más importante?, ¿lo tienes hoy en día?, ¿cómo puedes generarlo?…
Precisamente ahora, en los primeros días de este nuevo año puede ser el momento adecuado para replantearnos ciertos temas que son tan cruciales que de estos depende la calidad de vida que tenemos y muy probablemente la que tendremos en nuestros próximos años.
Yo pienso que los propósitos, las buenas intenciones, los deseos, los sueños, todos aportan ilusión, motivación y propósito a nuestra existencia, y cada día me convenzo más de lo valioso que es mantenerlos en el camino, que no debemos perder la capacidad de emocionarnos, sorprendemos, admirarnos positivamente, el deseo de apoyar y acompañar, que el amor, la solidaridad, el respeto, la empatía, la generosidad y la gratitud son sentimientos y valores que necesitamos mantener y fomentar en las nuevas generaciones, así como es imprescindible planear, dar forma, concretar todo lo anterior, considerar que los sueños se cumplen y es indispensable participar para que así sea, y por último, lo primero, recordar que : SOLAMENTE TENEMOS UNA VIDA, por lo menos, por ahora así es, ¿QUÉ QUIERES HACER CON TU VIDA Y CÓMO VAS A LOGRARLO?
Tal vez, no tenemos certezas sobre el futuro, lo que tenemos seguro hoy es este presente, y como el nombre lo dice: el presente es un regalo, ¿qué estamos haciendo para valorarlo y disfrutarlo antes de que se convierta en lo que fue, antes de que haya pasado?
¡Feliz Año Nuevo para todas y todas ustedes!
Lorena Patchen
Psicoterapia y conferencias.