Madre solo hay una, pero la maternidad y el cómo se vive, se siente, cómo transforma el entorno de quien es madre y de quien no lo es, de quien lo desea y de quien decide no ejercer ese derecho, tiene muchas aristas. En esa vivencia se incluyen las madres con pareja, las madres solteras, las que procrearon a varios hijos o quienes tienen un hijo con alguna discapacidad.
Justo de eso trata la antología Materna, libro de editorial Fondo Blanco que reúne a 13 autoras quienes presentan desde su muy particular e íntimo punto de vista diferentes enfoques sobre un tema que nos debe competer a todos, hombres y mujeres por igual.
“Uno de los grandes aciertos de esta antología es ese, que abarca (el tema de la maternidad) desde dos niveles: entre los cuentos y los ensayos, lo que es fascinante. Los cuentos están llenos de propuestas ensayísticas y los ensayos están llenos de situaciones cuentísticas y de crónicas, hay un cruce completo”, comparte con La Jornada Hidalgo Ethel Krauze, una de las plumas que dieron forma a Materna.
Algo que caracteriza a esta antología, de acuerdo con la escritora, es que las autoras de los textos reflejan cómo el género femenino está escribiendo de una manera muy original, retomando las formas más primigenias, no acartonadas o anquilosadas que durante mucho tiempo estableció la industria editorial.
“Aquí caben las ideas como un ensayo, situaciones como un cuento, sucesos como en una crónica, una subjetividad muy íntima y un tanto expresiva como un poema.
“Materna forma parte de esta literatura que se está haciendo, por eso es muy potente, no solamente en la forma, porque te digo confluyen diferentes momentos de la creatividad en un mismo texto.
“Porque cuando escribes estás evocando algo, cuando estás trabajando un tema, contando una situación, igual te vienen ideas y escenas que contar y experiencias muy íntimas que expresar. Entonces todo va cayendo en ese buen jarrito de la obra literaria”, comenta.
Entre las autoras de la antología, además de Ethel Krauze, se encuentran Sonia Higuera Montaño, Leticia del Rocío Hernández, Mariela Gómez Roquero, Astrid Velasco, Erica Millet Corona e Irma Gallo.
De igual forma, Didí Gutiérrez, Elisa Díaz Castelo, Crista Aun, Bibiana Camacho, Lilia Ávalos y Xóchitl Lagunes.
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Las señoras gordotas
Ethel Krauze abre con un ensayo titulado El vals infinito en el que cuenta en un primer movimiento la historia de El misterio de las gordotas, un tema que cuando niña era casi sacrilegio preguntar a las mujeres mayores, porque no era fácil en ese entonces explicar a los menores el tema del embarazo.
–¿Sigue siendo difícil hablar de las señoras gordotas?
“Qué bonito lo que me preguntas. Fíjate que recordando este texto que acabo de escribir, me ha dado cuando voy a los centros comerciales o por la calle, voy observando y no veo a ninguna mujer embarazada, no veo gordotas, no hay.
“Tú pregúntale a una joven, pregúntale si quiere tener hijos y te mientan la mamá. Entonces, al contrario, se está yendo al otro extremo, olvidándonos de que, si renuncias completamente a la maternidad como una forma de vida de las mujeres, pues igual estás renunciando a una de tus potencialidades de algo maravilloso: la maternidad elegida”, dice.
La también autora de El país de las mandrágoras se refiere también a un tema que viven millones de madres: el abandono del padre de los hijos, un fenómeno que, de acuerdo con la escritora Alma Delia Murillo, podría cifrarse en 10 millones de hogares sin la figura paterna.
Ethel Krauze dice sobre este tema que es un fenómeno en donde tendría que intervenir el Estado, la sociedad en su conjunto. Y como ejemplo de lo que plantea dice que qué pasaría si fuera al revés, que los hombres fueran los que se embarazaran y procrearan hijos.
Muy seguramente la sociedad estaría organizada para que en cada edificio hubiera personal establecido que atendiera a los niños, para darles de comer, educarlos, etcétera, mientras el papá trabajaba.
Por eso es importante, dice, que los hombres no solo no sean ajenos al tema de la maternidad, sino que deben entender, comprender, pero particularmente acompañar a las mujeres y a las madres en este proceso. De ahí que la lectura de Materna es casi obligada para todos.
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El feminismo y la maternidad
Interrogada sobre qué tema pudo haber faltado en esta u otras antologías relacionadas con el tema, Ethel reflexiona y recuerda una cita que dice: “Al feminismo le ha faltado el discurso de la maternidad”.
“Lo que tenemos como discurso es la denuncia de las maternidades oscuras, impuestas, no deseadas, en soledad, en el abandono, con tristeza, con desesperación y qué bueno. Eso es lo que está saliendo y magnífico, yo lo aplaudo.
“Pero falta el discurso más completo de la maternidad, el feminismo ha trabajado por la reivindicación de los derechos y las igualdades y la equidad de la mujer en sus diferentes olas. Creo que nos falta eso que dar a la maternidad, qué sí es la maternidad, no solo qué no debería ser”.
Aclara que no se trata de hablar de la maternidad con una idealización almibarada de que la mujer si no es madre no se va a realizar y de que los hijos son lo más preciado que una mujer puede tener.
“Esas son idealizaciones. Nos falta construir a las mujeres un discurso realista, un discurso en donde todas podamos de alguna manera reconocernos, independientemente de la decisión personal que hayamos tomado al respecto”, puntualiza.
Samovar, próximo a ver la luz
Ethel Krauze no cabe de alegría y comparte en exclusiva para los lectores de La Jornada Hidalgo sobre la aparición, a fines de mes o principios de febrero, de su más reciente obra: Samovar.
Es una obra que, explica la escritora radicada en el estado de Morelos, le llevó 40 años de su vida en darle forma.
“Es sobre la vida de mi abuela Ana, rusa, ucraniana, judía. Que nace en la Rusia zarista, pasa por la Unión Soviética, el nazismo. Llega a México porque naufraga su barco y trae un samovar, la tetera rusa, donde se hace el té ruso”.
El samovar se convierte en su sello de identidad y la nieta, que es la autora del libro que publicará Alfaguara, tiene intervención en la obra.
“Todo lo de la abuela es exacto, la nieta, que soy yo, sí está un poco novelada, pero hay algo que comparten la abuela y la nieta, una como historia de amor muy parecida. Es la historia del siglo XX, con la vejez de la abuela y la juventud de la nieta, con un cruce de historia de amor”, adelanta.
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