Ayer, 3 de diciembre se conmemoró el día de las personas con discapacidad y, de acuerdo al Censo de Población y Vivienda, 2020 del INEGI en México viven 6,179,890 de personas con algún tipo de discapacidad, pero esta cifra aumenta a 20,838,108 si se sumamos a la población que tiene algún otro tipo de limitación, por ejemplo, con dificultades para realizar actividades como ver, oír, caminar, recordar, concentrarse, bañarse, vestirse, comer o comunicarse. Además, cuando agregamos el tema de género las mujeres con discapacidad tienen hasta 10 veces más probabilidades de sufrir algún tipo de violencia que además está muy relacionada con la sexualidad tales como el abuso, las esterilizaciones forzadas, abortos forzados, y en el caso de los niños con discapacidad tienen tres veces más probabilidades de sufrir abuso sexual.
Te recomendamos: Ruta de atención integral a mujeres en situación de violencia
Y el reto es muy grande en este sentido porque durante muchos años se ha vivido la exclusión y la discriminación, ciudades y edificios públicos sin los accesos o requerimientos suficientes para la accesibilidad, la posibilidad de emplearse para ser autosuficientes aunque se cuente con la educación formal, un sinfín de etcéteras, por eso me parece un acierto de este gobierno que comienza en Hidalgo, la creación del Sistema Estatal para la integración de las personas con discapacidad, a cargo de un joven abogado con discapacidad visual, Alfonso Flores Barrera, quien defendió el caso de un niño con síndrome de Down que fue excluido del Grupo Regular de Natación en el Complejo Acuático de Alto Rendimiento de Hidalgo, por supuesto aún es pronto para evaluar las acciones pero, sin duda, es un gran paso para el otro gran reto que es dejar de ver a las personas con discapacidad de manera asistencialista (que durante muchos años ha prevalecido) a que sean personas con derechos.
Sigue leyendo: Disminuyen votos de personas con discapacidad: INE
Y como bien menciona Olga Guerrero una conocida activista en este tema “la discapacidad no radica en deficiencias, sino en las múltiples barreras que les imponemos. Las personas con discapacidad no tienen que cambiar; el entorno y quienes les rodeamos tenemos que adaptarnos” por tanto hay que hacer los cambios a este mundo para que todas las personas con discapacidad lo hagan con todos sus derechos a ser parte de él.