Por sus pies pasaron miles de balones que terminaron en las redes de la portería rival, desde su cabeza testarazos letales que terminaron en goles que hicieron vibrar a los fanáticos. Ahora, de sus manos aparecen palabras con el objetivo de contar sus éxitos y caídas.
Oribe Peralta, el Hermoso, desborda por la cancha editorial el pasto de tinta y papel para escribir Mi once ideal. Principios y estrategias para triunfar en la vida y el futbol (Aguilar), estrategias del terreno de juego para la vida diaria.
“Era darle vida a esto, hacerlo más grande porque siempre fue la intención de cómo inspirar a los demás a que creyeran en ellos, a que se dieran cuenta de que podemos conseguir todo lo que nos propongamos siempre y cuando seamos firmes, perseverantes.
“Pudiéramos pensar que para el futbolista el futbol es lo más importante, muchos lo vivimos de esa manera, pero no nos damos cuenta del poder o de la influencia que tenemos en las personas”, responde.
Oribe rescata pasajes de su vida que lo encumbraron y llevaron a ganar una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Dos goles suyos ante Brasil fueron el motor para que el Himno Nacional se escuchara durante la ceremonia de premiación.
El Cepillo se convirtió en héroe de una enorme cantidad de niños y adolescentes que querían tomar una pelota y ser leyenda, eso mismo lo entendió el ahora escritor, persona serena y que medita sus palabras antes de hablar.
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“Creo que todas las personas tenemos ese poder de influencia sobre otras y te lo digo porque me he dado cuenta de muchas situaciones, casi siempre estoy observando, no hablo demasiado, pero siempre estoy observando y analizando.
“He llegado a esa conclusión: todos tenemos el poder de inspirar, el poder de alegrar a la gente y de cambiarle el día, porque al final es lo que tenemos; a veces con una sonrisa, con una palabra de aliento, con no tocar el claxon cuando estás manejando en el tráfico, concederle el paso a alguien, con ayudarle a alguien. Siempre tenemos ese poder y desgraciadamente en mi caso, como futbolista profesional, no lo veía porque vivía en una burbuja”.
Oribe se desnuda el alma en Mi once ideal, ejemplos que lo marcaron y renovaron su vida como un ser humano normal, por decirlo de alguna manera.
Y como dijo antes, el futbolista profesional empieza a pisar terrenos que creen que solo los inmortales pueden hacer y, desafortunadamente, como a él le ocurrió, comienza a ver a sus semejantes como inferiores.
De ahí que en el capítulo 8 titulado “Humildad” remarque situaciones que lo encumbraron, lo hicieron pasar de El Cepillo a El Hermoso, olvidarse de su familia, de dejar de ponerle atención a sus hijos y esposa.
Tras caer en algunos excesos, preferir más la fiesta, sufrió una lesión que lo llevó al retiro del futbol, pero a reencontrarse con sus seres queridos y aprender que la familia nunca lo abandonará.
Para darle forma a Mi once ideal, Peralta confiesa que fue un impulso y se sincera al asegurar que sintió un llamado a dejar huella, a inspirar a los demás.
Reconoce que decidió dejar esa comodidad en la que vivía, ser parte de la gente de a pie, de los que diario salen a trabajar extenuantes horas, que viven lejos de casa, que tardan hasta tres horas para llegar de su hogar a un trabajo y viceversa.
“No, no te das cuenta de esto, crees que vives en un mundo ideal donde muchas veces ni ves las noticias o de lo que está pasando realmente con el mundo, entonces reaccionas y te pones a pensar cómo ayudar, cómo aportar algo.
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“Lo que hice fue ligarlo al futbol porque yo considero que la vida se parece a un partido, nunca sabes lo que te va a pasar o lo que te tiene preparado ese juego. Muchas veces en un partido pudieras parecer como favorito, pero si la habilidad te cambia, las circunstancias o las circunstancias cambian dentro del mismo partido. Entonces, partiendo de esto, quise que el nombre fuera este, reunir los once valores que me ayudaron a convertirme en lo que soy y que vienen ligados a una experiencia, a una historia”.
¿Quejarse? No, Oribe Peralta es un ser humano que desea guiar a los jóvenes en el camino para cumplir sueños, intenta con su obra dejar en claro que hay defensas duras, letales, que te impedirán llegar a la portería contraria.
Y de todos sus once pasos, el Hermoso asegura que de todos los valores que imprime, el agradecimiento es el que más tiene en mente y trata de seguir al pie de la letra.
“Si yo tuviera que empezar con un valor, sería con el agradecimiento. Y lo digo porque creo que hay muchísimas cosas por las cuales estar agradecido en lugar de estarnos quejando.
“No podemos estar quejándonos de lo que nos tocó vivir cuando hay muchas otras razones para estar agradecido realmente. Hay que recordar que se construyen las grandes cosas, los grandes triunfos, día a día y con carácter, porque al final esa es la clave y depende a dónde quieras llegar”.
Ahora confiesa que está satisfecho con una forma de vivir más sencilla, está en paz con su entorno y eso lo refleja actuando como piensa, ser una persona serena y reflexiva.
Y encontró en el amor el valor más importante, pues desde niño lo recibió de su familia, de sus padres quienes lo llevaron de la mano a conseguir sus sueños bajo reglas y compromisos para su beneficio.
“A lo largo de la vida vas aprendiendo y las experiencias te van dando esa sabiduría, pero creo que, sin duda, uno de los valores primordiales que me enseñaron en casa fue el valor del amor, porque de ahí parte todo.
“Sin el amor no sería quien está aquí. Estuve a punto de no continuar cuando tenía miedo de no estar al nivel y después más adelante en mi relación, pero creo que el haber tenido grandes ejemplos en casa me hizo entender y darme cuenta de que cuando quieres construir algo muy bonito, algo grande, tienes que seguir luchando y tienes que seguir entregándote al máximo para ser feliz y hacer feliz a esas personas que quieres”.