Garlito
El transporte público no solo es una necesidad y derecho de los ciudadanos que viven en poblaciones como la capital del estado, sino que es también un cohesionador social, integra a todos los usuarios de diferentes estratos económicos y culturales en el mismo camión, es una manera de interactuar y relacionarse con los demás, aunque sea a apretones y empujones; nadie está exento salvo políticos y clases adineradas que ven el transporte colectivo como una curiosidad de los pobres, del pueblo que solo tiene pies para desplazarse; en un aparente derecho ciudadano, propietarios, concesionarios y autoridades, obligan a los usuarios contra su voluntad, utilizar un sistema que los mismos usuarios podrían mejorar, pero la indiferencia es absoluta nadie quiere ver la triste situación de quienes usaban el antiguo democrático y proletario camión por un sistema moderno.
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Camión
El sistema colectivo de transporte masivo conocido como Tuzobús, genera desde su proyección descontento y exige mayor esfuerzo a los usuarios, sujetándose a un horario arbitrario y teniendo que caminar kilométricos puentes para llegar a abordarlo, este proyecto ambicioso, que aún no devela los beneficios para el pasajero, enfrenta varios problemas donde los mismos ocupantes son problema y solución; apretada la gente en determinadas áreas de los autobuses, las puertas de descenso y ascenso en una colectiva inconciencia, nadie permite el paso ni la distribución a lo largo del vehículo, todos amontonados dejan libre la mitad del autobús obstruyendo el flujo de la gente, estudiantes o no, con mochila a la espalda ocupando realmente dos espacios, los guardias o policías bancarios en vez de estar chateando, deberían de obligar a que todos lleven en la mano sus mochilas o bolsas, evitando sobrecupo por los equipajes.
Ante la utilización diaria todo el día, las primeras fallas que observa el pasajero común, es la fragilidad y descompostura de las puertas de los automotores, tardan en abrir, abre solo una hoja de las dos que cuenta cada puerta, no cierran bien permitiendo el paso de lluvia, frío o viento, situación que solo viven quienes se transportan en este sistema colectivo de movilidad que va muy lento o muy veloz, de acuerdo al ánimo del chofer, quien con alma de microbusero no respetará jamás al pasaje, puertas que no garantizan seguridad a quien como última opción tiene que ir como hace muchos años, de aguilita, es decir casi colgado en el estribo porque el mismo pasajero no se distribuye en el espacio interior; ninguna autoridad visible que reciba una queja de usuarios a los que siempre se les hace tarde llegar al trabajo o escuela, por la irregularidad de las corridas.
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Guajolotero
No queda ahí, si bien el usuario es parte del problema y solución no hay nadie que oriente a la masa deforme a mejorar la convivencia en un mal necesario, el transporte colectivo, también las fallas son de falta o exceso de necesidad de mantenimiento a las unidades y estaciones; algunas alcancías, las máquinas que reciben el dinero, en ocasiones no funcionan, no aceptan todas las monedas, debido a que el canto de algunas es más ancho que el de otras, no acepta billetes arrugados o deteriorados, generalmente los de veinte pesos los más usados, sin duda los de quinientos los acepta porque casi están nuevos, nuevamente el dinero de los pobres puede ser rechazado, situaciones que suceden a las horas pico o muy temprano o muy tarde, sino tienes otro billete o moneda, tendrás que caminar a tu hogar, nadie hace nada, en ocasiones el Tuzobús es tierra de nadie.
El remate de la indiferencia de quien es responsable de esta movilización masiva humana, en el intento de hacerlo más moderno y actual, se colocaron pantallas al interior de los autobuses, donde lamentablemente los mensajes llegan a muchas personas todo el día, con programitas, cápsulas y videos musicales, que en vez de nutrir con información vital, importante para la población, la saturan de televisión basura, desaprovechando la oportunidad de ser un medio de comunicación de gran presencia e influencia social; confiamos en que las nuevas autoridades sensibles al sufrimiento del pueblo, metan las manos para mejorar un proyecto de transportación que necesita perfeccionarse para convertirlo en un medio moderno, seguro, eficaz y rápido, adjetivos calificativos, que aún no podemos colocárselos.