Un evangelio irreverente, divertido y filosófico

A Fernando Rivera Calderón ya no se le debería considerar, escritor, músico, conductor y actor sino profeta, y no, no es el del Nopal, ya que ese murió de un cementazo (con todo respeto) en el terremoto del 85 (búsquese en Google, Rockdrigo González), pero sí un iluminado del siglo XXI luego de escribir “El Ambiguo Testamento”.

Así es, señor, señora, señorita, señorito, niña y niño, caramelos y bolitas, que no le digan que no le cuenten porque el gurú le viene ofreciendo la neta del planeta de cómo el ser humano creó a Dios y este a su vez el universo, eso sí, sin excluir la teoría del Big Bang, muy a su pesar de teólogos, eruditos de la fe y demás seres religiosos que caminan por el mundo mundial.

“Surgió (el libro) por muchos caminos distintos, por un lado, son obsesiones el tema de Dios, de la ciencia, del humor que por supuesto siempre he tenido presentes en mi vida. También tienen que ver esos viajes que hice al desierto allá en Jordania, oriente medio y en donde la verdad tuve una de mis epifanías místicas.

“Y por otro lado también por el ambiente apocalíptico que hemos vivido en los últimos años, que realmente siempre me ha interesado hablar del apocalipsis, pero ahora viviéndolo en carne propia, pues preferí hablar sobre el origen de los tiempos, el origen del universo. Y reflexionar un poco sobre el acto creativo tomando como personaje a Dios, que me preció algo muy interesante”, aseguró el líder espiritual.

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Una competencia bíblica sin pretensión de incomodar

La intención del maestro Rivera Calderón al crear la competencia del Viejo y Nuevo Testamento no es incomodar o importunar a las almas puras y llenas de fe, sino todo lo contrario es ofrecer al lector un abanico de posibilidades filosóficas que van desde el mismísimo Dios, pasando por Buda, Ra, sí el llamado dios del Sol por lo egipcios, el cheyenne Maheo, Huitzilopochtli, Zeus, Jesucristo, Mahoma, entre otros dioses “olvidados” que hasta llegan a tener una conversación por demás divertida.

“Espero que lo tomen con el mismo sentido del humor con el que yo lo escribí, porque dentro de que hay evidentemente una narrativa irreverente, humorística, pareciera por un momento medio hereje, no es mi intención, en realidad yo sólo quería retomar estos grandes personajes de la historia, finalmente de la cultura humana, las viejas deidades, pero también hablar de nuestras nuevas deidades, como el dinero, las drogas, las partículas subatómicas y los conceptos de la física cuántica”.

“Espero que tampoco se enojen los científicos cuando vean que hago una especie de Romeo y Julieta con partículas subatómicas (para explicar el Big Bang). En realidad, hago un llamado al sentido del humor de los lectores y a su inteligencia, porque mi intención es de ninguna manera es ofender las creencias de nadie, sino jugar con esos elementos”, aseguró.

Porque todos sabemos querer, pero pocos sabemos amar

La cabeza del programa “Operación Mamut”, que se transmite por Canal Once, refleja pensamientos de sus escritores favoritos como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y hasta sus compositores y cantantes preferidos como Armando Manzanero, José José, Juan Gabriel, Carlos Gardel, entre otros que va mezclando con los suyos.

“Es cierto de que el libro está hecho de muchas referencias de muchos guiños de otros autores que yo admiro mucho evidentemente Borges, Calvino, Cortázar y también filósofos como Aldous Huxley, ahí su libro sobre la ‘Filosofía Perenne’ es un libro muy importante para mí.

“Pero mí visión o lo que yo pienso un poco se permea entre todos estos conceptos y guiños al lector. Yo tengo una visión un poco rara de la realidad y del tiempo y lo que siento es que en realidad todas las cosas están pasando simultáneamente. Hay un texto que se dedica al concepto de la hora y yo lo que planteo es que tanto el pasado como nuestra idea del futuro y como que todo lo que ha sucedido en la historia en realidad está pasando en este momento, porque no hay otro momento. O sea, este momento no pasa, pasamos nosotros por el momento y lo tomamos, pero el momento permanece, es como la realidad de Parménides de un universo inmutable contra la teoría de Heráclito que era que no te puedes bañar dos veces en el mismo río, pero bueno ahí voy soltando poco a poco mi propia filosofía sobre el tema o mi propia teología a lo largo de las páginas”, explicó.

Una vez que se inicia “El Ambiguo Testamento” hay una advertencia de lo que puede pasar durante, en medio y después de leerlo y entre sus páginas hay una en especial que se refiere al clásico aviso que todos hace antes, pero nunca se acata y es el de: “no lo hagas”. Ante tal exhortación, el gurú Rivera Calderón siguió la enseñanza de uno de sus “maestros” y es por eso escribió dicho libro.

“El querido Charly Montana, que en paz descanse, me dijo que un día que se puso una peda horrible, una de muchas, pero esta fue tan horrible que cuando estaba con sus amigos les dijo: ‘No carnales, ya no vuelvo a chupar’ y al otro día lo ven sus cuates en un antro hasta el huevo y le dicen: ‘¿Qué pasó Charlie, no que ya no ibas a chupar? y les contesta: ‘Ya ven como es este pinche muchacho, no entiende’.

“Así que no entiendo y me gusta mucho ese texto de no lo hagas porque es la clásica advertencia de tus papás, tus amigos, cuando te enamoras de alguien que no debes enamorarte, cuando vas a agarrar una chamba que no, cuando estás cometiendo un error, la grande y tú vas y nadie te quita de ahí y finalmente lo haces y eso me gusta porque al final para eso está la vida, para cagarla, para cometer ese error, para hacer lo que dice la etiqueta que no lo hagas y me recuerda una frase de Sócrates que tenía un discípulo y le preguntó: ‘¿Oiga maestro qué debo hacer, me caso o no me caso?’ y Sócrates con toda su sabiduría le dijo: ‘Pues hagas lo que hagas te arrepentirás’, y eso me gusta mucho y lo tomo como filosofía de vida, ni la pienses, haz las cosas de todas formas tarde o temprano igual te vas a arrepentir, pero lo bailado nadie te lo quita”, explicó.

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Chile en nogada reparador de pensamiento y alma

Durante la charla, al elegido ya le rugía la tripa es por ello que mientras repartía su luz de vez en cuando le picaba a su chile en nogada que tenía en frente (ahora que ya inició la temporada hay que aprovechar) y entre bocado y plática Fer se refirió a uno de los pasajes que hay en su herencia escrita y que expone que sólo existes cuando alguien te ve, mientras no existes. Por eso para él, la gente es muy importante.

“Son el gran espejo donde me veo todos los días, a mí no me gusta mirarme al espejo, me gusta odiarme en los demás, yo creo que eso es el desafío cuando te enfrentas a otros seres que tienen pasiones, deseos, dolores, de los que sienten a través de la música, del humor o de la literatura logras conectar con personas que pueden ser diferentes a ti, y para mí la gente, mi banda, mi raza, la banda de mi país y más allá son mi gran espejo y mi gran fuente de inspiración.

“Yo no soy un autor que actué en la soledad, yo necesito relacionarme con los demás, de preferencia íntimamente para lograr sacar de ahí las esencias de las cosas que yo quiero contar”, dijo.

Como todo testamento que presume que pasará a la posteridad, el profeta también se refiere al apocalipsis y no es más que otra cosa de lo que ya se está viviendo, y aunque no trata en especial el tema del encierro, sí hace referencia a un fin del mundo que ya pasó en México y no nos dimos cuenta.

“Cada uno está viviendo, a parte de ese apocalipsis institucional en el que vivimos, porque el sistema es el apocalíptico, porque estamos siendo parte de un sistema que está en un estado de descomposición, pero yo creo que cada uno ha tenido su propio apocalipsis personal, cada quien ha tenido sus pérdidas muy sensibles en la vida, su cementerio de personas queridas que se han ido en el terremoto, en la pandemia, etc.

“Es como una película de ciencia ficción esto que estamos viviendo y lo menos que podemos hacer, por lo menos lo que a mí me toca como narrador de historias pues no dejar de narrar esto que estamos viviendo, de sentir este tiempo, si bien mi libro no habla de la pandemia específicamente, creo que ese espíritu, esa sensación de inestabilidad de vacío de ver en qué te agarras está muy presente ahí (libro) y vaya que hemos sentido esas sensaciones los últimos años”,  habló el iluminado para luego seguir con su chile y no es albur.

“De entrada, yo lo describiría como un libro sagrado, hay que llamar las cosas por su nombre, y yo de entrada ya no debo ser considerado como un escritor, a partir de ahora me deberán llamar profeta bíblico. Y ya, de hecho, ahorita vine al centro a Telas Junco a comprarme una túnica para ya trotar como un profeta por las calles de la ciudad y así pasar a la historia”.

Fernando Rivera Calderón, Escritor