La Comisión Nacional del Agua (Conagua) dio a conocer el plan de emergencia por Inundación del Río Tula, el cual marca la ruta a seguir, antes, durante y después de una posible anegación, como la que ocurrió el 6 y 7 de septiembre del 2021 en la zona centro y colonias aledañas.
De acuerdo con el documento hecho público ayer, a la Conagua le corresponde informar a las demás dependencias implicadas sobre las condiciones meteorológicas y las mediciones relacionadas con los niveles de agua en los afluentes que son de su competencia, es decir, presas y ríos de la zona Tula-Tepeji.
Por su parte, la presidencia municipal de Tula es la encargada de mantener limpios y libre de basura las alcantarillas y drenajes, con el objetivo de que el agua desfogue rápidamente en caso de un desbordamiento del río Tula, incluso si las magnitudes no son las mismas que las acontecidas en septiembre del 2021.
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Además, el gobierno encabezado por Manuel Hernández Badillo también es el encargado de hacer trabajos de reforzamiento en los bordos del río Tula, ya sea con costaleras o con acciones de sobreelevación para evitar que las zonas bajas puedan inundarse fácilmente.
En caso de inundación, la dirección de Protección Civil de Tula debe ser la encargada de instalar albergues y de evacuar a la población en tiempo y forma, además, la Conagua y el sector salud se encargarán de vigilar las zonas afectadas y garantizar su sanidad para evitar infecciones de diversos tipos.
Recordemos que durante la inundación del 6 y 7 de septiembre del 2021 no se evacuó a la gente, previo a la inundación, ni se instalaron albergues, tampoco se efectuaron acciones de contención para buscar aminorar los impactos por el desbordamiento del agua negra proveniente del río Tula.
El Plan de Emergencia también establece que, en caso de inundación, la Conagua será la encargada de restablecer el abastecimiento de agua en fuentes que sean de su competencia y además de efectuar acciones de saneamiento en coordinación con el sector salud.
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También es competencia de la Conagua redactar un informe de daños y trabajos a realizarse para que la población afectada, en caso de inundación, cuente, de manera rápida, con los servicios básicos en caso de que se vean interrumpidos.
Algo que no sucedió luego de la inundación del 6 y 7 de septiembre, toda vez que algunos servicios tardaron hasta un mes en ser restablecidos y otros tardaron más, sin contar que las labores de saneamiento también se llevaron a cabo de manera tardía y eso provocó diversas infecciones en la población afectada.
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