Durante los últimos años las olas de calor y las sequías se han hecho cada vez más continuas, sin embargo, esta semana las temperaturas de hasta 40° en países como Reino Unido, Suiza, Italia y Portugal han dejado al menos 50 muertos; e incluso de forma sorpresiva estanques y fuentes cercanas a la Torre Eiffel fueron convertidas en piscinas por la población.
Por otro lado, en el transcurso de esta semana Francia y España han sufrido insólitos y devastadores incendios, desafortunadamente, en información presentada por la Organización Meteorológica Mundial estas tendencias negativas en el clima serán cada vez más frecuentes y continuarán prolongándose hasta 2060, independientemente del éxito o no a la hora de mitigar el cambio climático.
La institución antes mencionada afirma que entre 1998 y 2020 los fenómenos climáticos y geofísicos causaron 312,000 muertes y afectaron directamente a más de 277 millones de personas en América Latina y el Caribe, algunos de los aspectos que han incrementado dicha situación son la contaminación del ambiente, la desigualdad y el crecimiento poblacional; pero, a ellas hay que anexar la generación excesiva de residuos, es decir, lo que se conoce como economía lineal.
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De acuerdo a la investigación denominada Scientists’ warning on affluence publicada en la revista científica de acceso abierto Nature Communications, los científicos concluyeron que detener el consumo excesivo debe convertirse en una prioridad ya que la verdadera sostenibilidad exige cambios significativos en el estilo de vida, en lugar de esperar que baste con un uso más eficiente de los recursos.
Con el paso de los años nos hemos convertido en una sociedad cada vez más consumista que muy pocas veces destina el dinero a brindar ayuda a otros, sino que por el contrario es enfocado en compras y principalmente de tecnología.
Es urgente que se comience la transición hacia un modelo circular, que implique compartir, reutilizar, reparar, renovar y reciclar, no solo materiales, sino además productos existentes; todas las veces que sea posible.
Usar y desechar se ha convertido en un detonador del cambio climático, es así que la Organización de las Naciones Unidas afirma que, si queremos alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y los compromisos de emisiones de gases de efecto invernadero bajo el Acuerdo de París, es trascendental adoptar con urgencia nuevo modelo económico.
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La importancia de este cambio no solo beneficia a nuestro planeta, sino que además trae consigo un crecimiento financiero; la ONU también menciona que al abordar las ineficiencias estructurales a lo largo de las cadenas de suministro, se ofrecen abundantes oportunidades de creación de valor a nivel industrial. Por ejemplo, se espera que el mercado de los envases retornables crezca de 37,000 millones de dólares en 2018 a 59,000 millones en 2026. Igualmente, se contempla que para el año 2029, el negocio de la ropa de segunda mano duplicará su tamaño en comparación con el de la moda rápida.
América Latina y el Caribe no quedan fuera de este esquema ya que estudios recientes indican que la adopción de la economía circular podría crear un incremento neto de 4,8 millones de puestos de trabajo en la región.
Este esquema no puede quedar relegado, hoy las estrategias tienen que ir enfocadas en disminuir la producción e incluso exportación de residuos, ya que contrario a lo que podríamos pensar la huella que el ser humano está dejando sobre la tierra, no sólo se aplica en sentido metafórico, sino que es notable y, sobre todo excesiva.
*Analista en temas de seguridad, justicia, política, religión y educación.
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