SILICOSIS/BURLA 

Garlito 

La Historia es una ciencia que no busca perpetuar el pasado, sino dilucidar el futuro con el estudio del ayer; dejar en claro causas y efectos de un tiempo presente que en breve será pretérito, analizar el procedimiento de una o varias generaciones de humanos, su importancia en su lapsus y el legado que heredan a quienes ni imaginan los años antiguos; asimismo la Historia testigo inviolable, colocará a cada uno en su justo espacio y lugar, su juicio implacable saldrá a la luz y esa sentencia es la verdaderamente importante, no los aullidos de sirenas canoras… Cuando las autoridades asumen que su pueblo es fácil de engañar, menosprecian la sabiduría popular y queda como ignorante quien pretende hacer tontos a sus ciudadanos. 

Yacimiento  

Perdido entre caminos polvorientos, barrios altos de bajos ingresos, frío metido en los huesos hasta la médula que calma a veces una caña, cansancio a rastras como sus pasos lentos y en su guangoche, fieles peligro y muerte en las espaldas, ese personaje que ya desaparece de la imaginaria popular, el minero se extingue como lo hicieron ya las vetas, las venas de metal precioso que construyeron cuanto miremos alrededor; peón último de una industria mundial, de nuestro suelo extirpada y nunca nuestra, la minería es, fue y será un espejismo de desarrollo y progreso, salvo para los explotadores extranjeros que continúan propietarios de nuestras piedras; se llevaron las riquezas pero nunca la heroicidad de quienes ni sabemos sus nombres, salvo porque fueron el abuelo, los tíos, primos o conocidos, la Historia es de quien sin saberlo es historia. 

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Lamentable es observar que una fecha conmemorable, considerando que fue la primera industria que nunca es nuestra, del antiguo calendario político, cuando los sindicatos eran escondrijos de votos para el régimen fenecido, se celebraba al barretero como constructor del progreso y desarrollo de la comarca minera, a Real del Monte, acudían personajes apergaminados, sindicalistas momificados que eran las fuerzas vivas de aquellos dinosaurios, en ágape lleno de harta música y comida, sin faltar sacrosanto pulque, el Día del Minero era en estas tierras, fiesta y fugaz alegría, donde ingeniero, jefe de cuadrilla o la plebe empulcada, albureaba con falsa amistad a sus superiores, se les decía a la multitud beoda, que su trabajo y esfuerzo era ejemplo de democracia laboral y gremio que hombro con hombro con el gobierno construían un mejor país; es más melancólico el recuerdo de esa hueca verborrea o la monumental borrachera que todo minero bien nacido no perdonaba.  

Ahora el minero es ya un recuerdo que se diluye, ese oficio antiguo dio prestigio y razón a localidades tan agrestes como Pachuca y los Reales del Chico y Monte, construyeron hacia abajo, perforando haciendo obra invisible, en la superficie en nada cambiaron pueblos y rancherías, siguen como cuando el auge de la plata, sin nada, tristes, olvidados, pese a empresarios leoninos que se apropian casonas y tradiciones que distorsionan; sangre y mucha corrió por socavones, túneles y tiros, las góndolas llevaron algo más que rocas y el malacate en varias ocasiones hizo malas jugarretas, miles se perdieron en la obscuridad de la entrada a la mina tragándoselos para siempre, otros un mal paso y el abismo los absorbió, muchos vivieron para contarlo; el calor de la mina es infernal, el frío de la piedra mortal, el metal con que se forjaron los mineros, hambre y cansancio, es el único recuerdo, a esa sangre minera de mi pueblo… ¡salud!   

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Chile 

La cocina, hacer de comer, no la ciencia hipermoderna pomposamente llamada gastronomía, es invento asegura la antropología, no resultado de gente ociosa, de personas que día con día solventan la problemática de hacer y dar de comer a la familia, desde los Neandertales hasta los Godínez de hoy, descubrir que un pedazo de carne caído al fuego por error olía y sabía mejor, peces, aves y vegetales reunidos en una concavidad, la primigenia sopa nació, la comida de México es la grandeza de unir la europea con la original de nuestros pueblos, los antojitos, fusión de popular, barato y fácil preparación, con nula nutrición diría gastronomía, alimenta a México desde hace siglos; la comida es un invento que ocupó millones de años al homo sapiens. 

En el estado de Hidalgo, la comida popular es exquisita, tradicional y milenaria, toda variedad de tamales, gorditas, tlacoyos y un arlequín del imperio el paste; su majestad la barbacoa que intentan falsificar en el mundo, chinicuiles y escamoles; comida de pobres hace años decían, hoy en el agandalle capitalista es comida exótica, contradicción absoluta, antojitos mexicanos gourmet, así se destruye la identidad nacional; nunca jamás una torta con chile parece algo serio, es una barbaridad ignorante, destructiva idea de imponer algo falso y totalmente aberrante, pero no inútil, tenemos gastrónomos al vapor que de esa torta comen el relleno.