La batalla en el PRI, hidalguenses vs. Alito

Días antes de la elección del 5 de junio, el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas se preparaba para la maniobra que se le venía encima ante el desalentador escenario electoral que pintaba para el tricolor.

Con números y encuestas propias, el líder nacional priista confirmaba que sus candidatos a gobernador en cuatro estados no tenían posibilidad alguna de salir triunfantes aquel primer domingo de junio ante la avasallante aplanadora morenista que tenían enfrente, situación de la que estaba enterada la propia Carolina Viggiano, secretaria general del CEN y candidata a gobernadora en Hidalgo.

Sabedora de que la gubernatura se le esfumó antes de llegar a las urnas, Viggiano preparaba un plan b: después de la elección se refugiaría en el PRI y de la mano de algunos de sus aliados, entre ellos su esposo, el exgobernador de Coahuila, Rubén Moreira Valdés disputarle el control del partido a Alejandro Moreno, aprovechando que para entonces habría muchas voces exigiendo su renuncia por los malos resultados electorales.

También lee: Alito, inoportuna propuesta 

El pronóstico no falló, Viggiano fue apaleada en las urnas al 3 por uno, y aunque infructuosamente intenta ganar en los tribunales lo que no ganó en las urnas, difícilmente el resultado de la elección cambiará.

Por ello, llama la atención la conveniente postura que empiezan a tomar algunos seguidores de Carolina Viggiano, quienes replican virtualmente sus pretensiones disfrazadas de “llamados a la unidad priista” para solicitar que Alejandro Moreno renuncie y que la oriunda de Tepehuacán de Guerrero asuma el control del Comité Ejecutivo Nacional.

En la refriega tricolor no solo saltaron a escena exdirigentes nacionales para exigirle cuentas a su dirigente y casi casi ponerle un ultimátum, también el senador y exgobernador de Hidalgo, Miguel Ángel Osorio Chong, quien cuestionó la necedad de Moreno de mantenerse en el PRI pese a su mal desempeño, y abiertamente también le declaró la guerra.

Sigue leyendo: SNTE, ¿democracia o simulación?

No hay que perder de vista al gobernador de Hidalgo, Omar Fayad Meneses, a quienes los futuristas ubican en un cargo diplomático cortesía del gobierno federal, aunque también me confesó que no descartaba buscar la dirigencia nacional de su partido “si había piso parejo para competir”.

Fayad mantiene cuentas pendientes con Alito, pues su relación política se fracturó gravemente al grado de que ambos políticos se descalificaron públicamente en Twitter porque al mandatario hidalguense no le agradó la imposición de Carolina Viggiano como candidata en Hidalgo.

La filtración de audios donde se exhibe al exgobernador de Campeche despotricando contra sus aliados del PAN y PRD avalando que los “metan a la cárcel” a ellos y no a los del PRI, enloda aún más el camino para el líder nacional priista quien tiene más frentes abiertos que triunfos para su partido.

A Alito le queda un año para cumplir su periodo como dirigente nacional priista, pero los enemigos ya se le juntaron y al menos en Hidalgo enfrenta a tres rivales que están dispuestos a disputarle el control del partido, incluida la que hasta hace poco era su aliada y a quien ayudó a lograr la malograda candidatura al gobierno de Hidalgo.

@AlexGalvezQ