Jean Seberg, nacida el 13 de noviembre de 1938 en Marshallown, Iowa, fue considerada en los sesenta “la mejor actriz de Europa”. Forjó sobresaliente carrera cinematográfica lamentablemente ensombrecida por brindar apoyo financiero a grupos que apoyaban los derechos civiles de afroamericanos.
Su arribo al llamado séptimo arte no pudo ser más afortunado. El entonces famoso director, originario de Ucrania, Otto Preminger, la eligió entre 18 mil aspirantes para estelarizar la película Juana de Arco. En adelante tuvo otras participaciones que la ubicaron entre las más destacadas.
En Netflix, por buscar una tarde entretenida, apareció una cinta titulada Jean Seberg, y que vino a ser un relato estrujante que, muy posible terminó con su carrera y con su vida. El FBI se enteró de varios obsequios que había hecho al Partido Pantera Negra por un estimado de 10 mil 500 dólares.
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La atractiva rubia tuvo de acuerdo con la película, un romance con un afroamericano que era parte de esa lucha, de defender los derechos de sus compañeros de raza, agobiados por agresiones sistemáticas de quienes enarbolaban una bandera supremacista.
Un señalamiento infame se dio en 1970, cuando el FBI creó una historia falsa de un informante con sede en San Francisco cuando la estrella estaba embarazada. Se dijo que la niña que llevaba no había sido engendrada por su esposo, Romain Gary, sino por Raymond Hewitt, de los Panteras Negras. Esto lo reportó un columnista y la imprimió conocida revista.
Seberg entró en trabajo de parto prematuro y el 23 de agosto dio a luz a una niña de 1.8 kg. Murió dos días después. La madre celebró un funeral en su ciudad natal con un ataúd abierto que permitió a los reporteros ver la piel blanca del bebé, lo que refutó los rumores.
La operación del FBI, que encabezaba el muy conocido J. Edgar Hoover, se personalizó contra Jean. Utilizaron tácticas para acosarla, difamarla y desacreditarla. La meta a corto plazo era una “neutralización” no especificada de Seberg con un objetivo subsidiario de “avergonzarla y degradar su imagen ante el público”.
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La investigación contra ella fue mucho más allá de la publicación de artículos difamatorios. Experimentó años de vigilancia agresiva en persona, con un acecho constante, así como robos y otros medios de intimidación.
Se sabe que Hoover informó de todo esto al presidente Richard Nixon. En la cima de su carrera, la conocida figura de las salas cinematográficas dejó de actuar en producciones de Hollywood. Ella no estaba satisfecha con los roles que le habían ofrecido, algunos según su comentario, limitaban con la pornografía. Expertos sugirieron que efectivamente estaba incluida en una lista negra.
El 30 de agosto de 1979, Serberg desapareció. El 8 de septiembre su cuerpo fue encontrado envuelto en una manta en el asiento trasero de su Renault. La policía halló una botella de barbitúricos y una botella de agua mineral vacía. Se determinó que se había suicidado. Empero, la misma policía presentó cargos contra “personas desconocidas” en relación con la muerte de la artista, ya que tenía un cantidad tan alta de alcohol en su sistema al momento de morir que la habría dejado en coma incapaz de entrar en su vehículo.
Hasta donde se sabe este fue el epílogo y la brillante presencia de Jean poco a poco se fue diluyendo. Si hubo otra verdad, hoy difícilmente se conocerá.