Garlito
Ya mencionada la problemática eterna que sufre la capital del estado en los meses de aguas, dijeran los ancestros, la temporada de lluvia es una latente amenaza y una realidad que desde hace muchos años solo se trata con pastillas calmantes, realmente nunca hay un proyecto para erradicar el mal y evitar inundaciones, anegaciones, encharcamientos; cuando un encumbrado político en su ascenso, como candidato a la alcaldía de Pachuca, prometió un proyecto para evitar inundaciones, mediante un nuevo sistema de drenaje en la ciudad, que no se llevó a cabo, pero sí despachó en la casa Rule; en la actual temporada de lluvias toda la ciudad está amenazada y las nuevas obras a prueba.
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Guerrero
Coloquialmente así denominada la calle más comercial y tradicional de la ciudad y debido a diferentes obras de pavimentación, remodelación de banquetas, en los tiempos que esas eran obras mayores de algunos ediles, colocación de adoquines según para embellecer la zona, invasión de vía pública de enseres urbanos inútiles, postes, señalética, casetas telefónicas y el eterno mal de los comerciantes privatizadores de la vía pública, se anegaba de manera sorprendente hace más de 30 años con una lluvia no muy fuerte, el problema eran las obras que no respetaban el cauce del agua y finalmente inundaban Plaza Juárez y sus portales donde eran el ascenso y descenso del transporte público, las primeras ferias de libro universitario fueron sus víctimas, además de la población de a pie.
Ahora, tiempos de modernidad, de aspiraciones a tener una ciudad bella, aunque no para todos los niveles sociales, hay sectores olvidados y otros relumbrantes con obra pública modernista como escenografía teatral, ocultando el tinglado; contrastante es observar el desarrollo de zonas como el antiguo ejido de Venta Prieta con el sector del Huixmi, Nopancalco, o San Miguel El Cerezo, donde el rezago es catastrófico, también son Pachuca; los diseñadores de obra pública en la ciudad, olvidan en sus proyectos coladeras y cloacas, se puede ver la extraña costumbre de no construirlas, si acaso una rendija que comerciantes y vecinos tapan por fétidos olores, todas las calles sufren este mal, solo hay que mirar un poco hacia abajo y como cereza del pastel, la apreciable costumbre de dejar basura en la calle, el pronóstico nos anega.
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Destape
El dren pluvial cinturón de seguridad y otros más actuales, son recolectores de desperdicios sólidos, a su paso se llevan la basura pública que era doméstica y ahora es comunal creando ríos multicolores de desechos; es hora de mostrar a un culpable que siempre recae en las autoridades siempre menores a los problemas, es la gente, la ciudadanía común la que es responsable en gran medida de lo que sabemos sucederá durante esta temporada de aguas; son los pachuqueños los culpables, no por la selección de sus autoridades, sino por no ayudar en nada a dirigir a buen destino su propia basura y dejarla en la esquina como propone la alcaldía o la casa del vecino, basura que bloqueará, taponeará, hará inútil a cuanta cloaca o coladera insuficientemente construida encuentre a su paso.
Las acciones de desazolvar los drenes pluviales, alcantarillas y demás infraestructura pluvial, por personal municipal y estatal no servirán si la ciudadanía no colabora, desobedeciendo a las autoridades y no dejando la basura en esquinas, despejando coladeras propiciando libre paso de agua, contribuyendo a hacer una mejor ciudad; antes de grandes y funcionales obras públicas, antes de aspirar a un lugar sustentable y moderno, primero hay que cambiar la mentalidad de los habitantes, no solo tenemos las autoridades que nos merecemos, tenemos una ciudadanía apática, insensible e indiferente; la de este año será una temporada atípica en cuestión de lluvias, se prevé será intensa, toda la entidad corre riesgo y más aún ahí donde siempre sucede; este 24 de junio fue un aniversario más de la última gran inundación pachuqueña.