Petra García Lira es una artesana de la comunidad de Los Ángeles, municipio de Alfajayucan, que desde hace varias décadas se dedica a realizar sombreros de palma. Hoy en día, espera que alguna empresa se fije en su trabajo y le dé la oportunidad de hacer más producción.
También, compartió uno de los miedos que tiene sobre su forma de vida: “Lo que me da miedo es que veo en las noticias que hay una plaga comiéndose la palma y esto (su trabajo) algún día se puede acabar. Lo platico con mi familia, que si en la ciudad llegó la plaga, puede llegar al pueblo”, comentó en entrevista.
“Desde niña hago este trabajo, mi papá murió en 1981 y desde ahí tuve que iniciar con esto al 100 por ciento para ayudar a mi mamá, pero desde los 7 años ya estaba con esto. Gracias a nuestra labor podemos tener un sustento para la familia, aquí en Los Ángeles no tenemos otro trabajo más que esto, la palma y los sombreros, gracias a esto puedo decir que mi familia salió adelante”.
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Recuerda que antes tenían la oportunidad de subir al cerro y cortar la palma para realizar sus sombreros. Ahora ya no cuentan con el permiso de las autoridades y tienen que buscar quién se las venda; en ocasiones la compra verde y tiene que esperar de una semana a dos en la que se pone a coser y está lista para hacer los sombreros.
Los tiempos han cambiado y el trabajo que antes se hacía a mano ahora se puede hacer en una máquina.
“Antes era todo a mano, pero después de mucho esfuerzo nos pudimos hacer de una máquina para tejer y es más fácil, no fue sencillo juntar el dinero porque son caras, pero ya tenemos una herramienta que facilita el trabajo”, contó mientras tejía uno.
Anteriormente, eran menos las personas que se dedicaban a este oficio, la llegada de la maquinaria ayudó a que más pobladores se fijen en una oportunidad de emprender y salir adelante.
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Su principal punto de venta es la plaza de Ixmiquilpan y algunos clientes que tiene de otros municipios, incluso manda a Guanajuato con frecuencia.
“Yo hago el trabajo en casa y mi esposo sale a vender, me gusta mucho lo que hago, siempre estoy contenta con mi trabajo, es una oportunidad de tener algo que hacer en casa y así no tengo que ir a trabajar lejos; mi mayor satisfacción es que mi hija pudo culminar la universidad. En unas épocas me paraba a las tres o cuatro de la mañana a bordar, si no, no me alcanzaba para sus estudios”.
Finalmente, Petra reiteró su deseo: “Una petición sería que alguien se fije en nosotros y nos dé empleo, alguna empresa que quiera ayudarnos”.
Por Gerardo Campa
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