Durante varias décadas la Organización Mundial de la Salud considero a la homosexualidad como una enfermedad mental, lo que derivó en la aplicación de tratamientos y otro tipo de terapias para curar a quiénes “la padecían”.
La gran fuerza del movimiento LGBT y la lucha contra el VIH, lograron cambiar la percepción no solo social, sino política y jurídica de nuestras existencias. Por lo que el 17 de mayo de 1990 en la Asamblea General de la OMS se eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades.
No quiere decir que a partir de ese momento la discriminación y violencia hacia la comunidad LGBT se detuvo, pero el hecho de que organismos internacionales, influenciados por el movimiento social, cambiarán la narrativa hacia nosotras, nosotres, nosotros, fue un parteaguas para el avance del reconocimiento de nuestros derechos humanos.
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La discriminación y violencia sigue presente en nuestro día a día. Incluso en esos espacios, basta recordar que en la Conferencia Mundial de Población de Cairo de 1994, no se logró que se reconocieran los derechos sexuales como derechos humanos, ya que imponía un compromiso a países conservadores para que dejarán de criminalizar la homosexualidad. A la fecha, de acuerdo a un informe de ILGA, la homosexualidad y la transexualidad son delito en
Norman Monroy en su ensayo, ¿puede hablar el maricón? menciona que aunque el foco de la OMS se quitó de la homosexualidad, se movió hacia las identidades trans que hasta 2018 dejo de ser considerada como tal (parcialmente) y que en la práctica continua con grave estigma, principalmente en la medicina. Para acceder a tratamientos de rectificación hormonal, las personas trans aceptan ser tratadas con discursos violentos, por la disforia de género. Esta patologización afecta también a aquellas personas trans que no pueden o quieren medicalizar su transición.
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Para las lesbianas el estigma de amar a otra mujer ha significado también tratamientos psiquiátricos, terapias de conversión e incluso encierro en anexos, hospitales y conventos. Las personas bisexuales habitan en fuertes prejuicios sobre desviación y prácticas sexuales depravadas. Las personas no binarias son percibidas como inadaptadas y caprichosas.
En 2005 se conmemoró por primera vez el día internacional contra la homofobia, que poco a poco ha ido incluyendo a las demás identidades y orientaciones. Los gobiernos de todos los niveles han institucionalizado la fecha, en la cual se despliegan banderas que representan al movimiento e incluso, desde esa fecha y hasta finales de junio tendrán un par de programas enfocados a la comunidad LGBT.
Se necesita más que eso y se necesita durante todo el año. Hay una responsabilidad del estado en garantizar el ejercicio de nuestros derechos, de proteger nuestra integridad y nuestras vidas; de nada sirve tener una bandera con los colores del arcoiris si el trato que darán será discriminatorio.
Y aunque en Hidalgo se ha avanzado en el reconocimiento de los derechos de la comunidad, aún nos falta mucho para cambiar la realidad política y social.
Posdata:
No, aún no hay ombudsperson ni comisionade de víctimas.
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