Para construir una comunidad se necesita una red de cuidados. Con el crecimiento de las ciudades se ha generado la idea de que la maternidad es una labor individual, lo que ha provocado una serie de violencias y discriminación hacia las mujeres que maternan.
Aunque en la teoría, en las leyes y discursos se ha intentado incorporar la idea de la maternidad como parte de la agenda social, estos esfuerzos no han logrado recuperar las nociones de lo que significa maternar para la sociedad.
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Con pensamientos adultocentristas, racistas, clasistas entre otros, a las madres se les relega a los espacios privados, responsabilizandolas de cualquier cosa que les suceda a ellas y sus hijes.
La maternidad tiene tantas caras, aunque en nuestra imaginación solo podamos ver un rostro cada vez que escuchamos esa palabra. Pero es madre quien pare o adopta, quién cría, quien busca a sus hijes desaparecidos, quién busca justifica por los feminicidios, las que trabajan en el hogar, las que están en espacios públicos, las adolescentes que no puedan continuar con sus estudios, las mujeres de las disidencias sexogenéricas, las que tengan una discapacidad, las solteras, las que migran, las que viven el calle, las que tienen VIH y la lista es infinita.
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Y la responsabilidad es enorme, más ante la indiferencia del estado y la sociedad que más que premiar, como a veces se nos quiere hacer creer, castiga a quienes hoy hacen labores de crianza.
Con cada queja o mirada por escuchar a un niñe llorar, por ver a una madre lactando a su bebé; con cada despido o descuento porque no pueda asistir al trabajo por tener que quedarse en casa cuidando; con la indiferencia ante a aquellas que buscan y piden justicia perdemos el sentido de comunidad y humanidad que hoy, más que nunca, es de lo que tenemos que aferrarnos.
Posdata:
No, aún no hay ombudsperson ni comisionade de víctimas.
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