Alarma en la UAEH

Los movimientos en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) revelan el encendido de luces ámbar en el Clan Sosa, asunto que está en la mesa de los dos principales candidatos al gobierno de Hidalgo, porque esta institución debe sufrir cambios que le den una auténtica vida democrática que amplié las posibilidades de sus áreas sustantivas, se aplique la libertad de cátedra y cumpla en todos sentidos como una institución de educación superior.

El creciente surgimiento de voces disidentes sobre la forma en que se rige la UAEH tiene preocupado seriamente al jefe del clan, que estuvo alejado un año preso al enfrentar un proceso penal por defraudación fiscal y desvió de recursos de la institución por más de 58 millones de pesos lo que ahora hace en prisión domiciliaria con el argumento de estar afectado su estado de salud.

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Pero este lapso daño las estructuras de control en la UAEH, utilizada para servir a los intereses políticos, económicos y personales de Gerardo Sosa Castelán que, gracias a ello a sido diputado local, diputado federal, presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y varias veces precandidato a la gubernatura por ese instituto político al que renunció para incorporar a sus huestes a Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

No es secreto que en las mesas de Carolina Viggiano Austria y Julio Menchaca Salazar, está el tema de la UAEH, “propiedad” desde 1982 de un grupo acusado de violentar la ley y, que tendrá que ser tratado por el próximo gobierno sin importar quien lo presida, más cuando hay inconformidad en los tres ámbitos de la comunidad universitaria principalmente en la estudiantil y la académica.

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La UAEH es una bomba de tiempo social, el control vertical, antidemocrático puede en breve llevarla a convulsionarse lo que no es sano para la sociedad hidalguense, por eso el enroque inicial de imponer a Agustín Sosa Castelán como secretario general del Sindicato de Personal Académico (SPAUAEH) no es por sus méritos gremiales, Gerardo Sosa quiere mayor control para frenar disidencias.

Al mismo tiempo prepara el lanzamiento del ex dirigente sindical Octavio Castillo Acosta para relevar a Adolfo Pontigo Loyola en la rectoría, por su docilidad, que le garantiza mantener el control para poder combatir a su porril estilo a la disidencia universitaria y evitar que desde el próximo gobierno se aliente una insurrección en la Autónoma del Estado de Hidalgo, que lo haga perder la fuerza política y económica que tiene a costa de utilizar a su favor la autonomía universitaria.


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