Aprendizaje inconcluso: otra secuela de la pandemia 

Un término que tomó auge a últimas fechas es el de Aprendizaje Inconcluso, que se refiere a los contenidos que un estudiante debió acreditar durante un ciclo escolar y que no se alcanzaron.  

Pero el tema es más complejo de lo que parece, es innegable que durante los últimos dos años no se lograron a plenitud los objetivos de aprendizaje y que este rezago por pandemia tiene serias repercusiones sociales y consecuencias a corto, mediano y largo plazo. 

Con todas las dificultades y retos que se presentaron con la escuela en casa, donde las desigualdades se hicieron más notorias, el desempeño escolar de los estudiantes sufrió un colapso, muchas cosas se quedaron en el tintero y se turbó el desarrollo de habilidades y destrezas propias del nivel educativo. 

También lee: ¿Se relaciona la felicidad con el aprendizaje?

Aunque en el terreno académico ya sufrimos terribles secuelas por la pandemia, la realidad es que todavía no conocemos todo lo que se derivará de ella, situaciones como ausentismo, deserción y aprendizaje inconcluso son ya, desafortunadamente, de las más crueles y recurrentes.  

Las llamadas brechas de aprendizaje o pérdida de aprendizaje ahora se engloban en aprendizaje inconcluso, este último término se adoptó con la aspiración de que el conocimiento pueda recuperarse, algunos expertos señalan que el estimado de tiempo puede variar en lugar y circunstancia, pero podrían ser hasta dos ciclos escolares y medio de rezago por la pandemia, lo que aplica desde educación inicial hasta el nivel universitario. 

Sigue leyendo: El uso del Facebook en el aula

Ahora que los estudiantes regresaron a las aulas de manera parcial, una de las grandes preocupaciones es como contrarrestar el efecto del aprendizaje inconcluso, lo interesante es conocer las propuestas para hacer frente a este descalabro, que sin duda debe involucrar al propio estudiante, al docente, a los padres o tutores, directivos y desde luego a las autoridades competentes, si es que se quiere progresar en este desafío.  

Resulta indispensable partir de un diagnóstico serio que permita saber dónde estamos parados y con esa base, diseñar la estrategia para prosperar en la recuperación de conocimientos, se habla de la tutoría intensiva o de alta dosis, asesoramiento personal o en grupos pequeños, intensificar contenidos y muchos más, pero esto de nada serviría sin políticas públicas que marquen el rumbo. 

La recuperación pandémica será dura en todos los rubros y en particular para el capítulo educativo se espera mucho de las autoridades en la materia, con políticas y planes serios que lleven al estudiante a salir de este bache de conocimientos, situación que, definitivamente no es de resolución fácil y mucho menos sencilla. 


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *