AP Buenos Aires. Argentina llora desconsolada la pérdida de su máximo ídolo, Diego Armando Maradona.
Decenas de miles de personas desfilaban el jueves ante el féretro que contiene el cuerpo de la leyenda del futbol, instalado en un vestíbulo principal de la casa de gobierno, en Buenos Aires.
Los visitantes arrojaron flores y camisetas de fútbol por encima del largo parapeto que los separaba del ataúd cubierto por una bandera argentina.
Hombres y mujeres lanzaron besos al aire, se golpearon el pecho con el puño y gritaron “Vamos Diego”. Otros lloraron desconsoladamente.
Maradona falleció la víspera a los 60 años de un paro cardíaco, dejando a muchos de sus compatriotas desconcertados por la pérdida de una figura a la que consideraban inmortal.
Su último adiós fue enturbiado por los desmanes protagonizados en la madrugada por varios hinchas impacientes por ingresar a la Casa Rosada, situada en la histórica Plaza de Mayo, en el centro de la capital.
Finalmente, los agentes pudieron contener los desbordes y ordenaron las filas de quienes iban ingresando al recinto oficial, que llevaban mascarilla debido a la pandemia del coronavirus.
Otros esperaban tranquilos, deseosos de “agradecer las alegrías” que les dio Maradona.
“Diego es pueblo…”
Nahuel de Lima, de 30 años y quien portaba muletas por sufrir una discapacidad física, fue el primer hincha en ingresar al recinto oficial. Pasó toda la noche en la Plaza de Mayo esperando ese momento.
“Él hizo que Argentina sea reconocida en todo el mundo, el que habla de Maradona habla también de la Argentina; Diego es pueblo…hoy no importan las camisetas, las banderas políticas, venimos a despedir a un grande que nos dio muchas alegrías”, afirmó De Lima a The Associated Press.
Las hermanas Lidia y Estela Villalba lloraron desconsoladas a la salida del velatorio. Ambas llevaban la camiseta de Boca Juniors y la bandera argentina sobre los hombros.
“Le dijimos que lo amamos, que fue el más grande del mundo”, dijeron al unísono.
Estela recordó los goles que marcó el excapitán de la selección campeona en el Mundial de 1986 y se resignó por la pérdida. “La vida sigue porque desde arriba nos está mirando”, afirmó.
Pero varios se quebraron al salir del palacio gubernamental y se preguntaron a los gritos: “¿Por qué lo dejaron morir?”
El jugador falleció en la vivienda de las afueras de Buenos Aires donde se había recluido para recuperarse de una operación de edema craneal el pasado 3 de noviembre.
Un enorme mural con el rostro de Maradona, quien en los últimos tiempos se desempeñaba como entrenador del club argentino Gimnasia y Esgrima de La Plata, fue pintado sobre las baldosas que cubren la plaza.
En el frente de la Casa Rosada se instaló un crespón negro gigante y en uno de sus balcones una pantalla que reproducía fotos emblemáticas del Diez.
En tanto varios carteles con frases como “Gracias Diego” y “La pelota está llorando, el cielo está de fiesta” se podían leer en las rejas que rodean el palacio gubernamental.
El velatorio comenzó de madrugada con una ceremonia íntima para familiares y allegados, antes de permitir el acceso del público.
Allí estuvieron su exmujer Claudia Villafañe junto a las dos hijas que tuvo con Maradona: Dalma y Gianinna.
Luego ingresó Verónica Ojeda -también expareja del exfutbolista-, junto al hijo de corta edad de ambos, Dieguito Fernando.
Jana, a la que Maradona reconoció como hija años atrás, también participó en el velatorio familiar.
Luego lo despidieron sus compañeros de la selección campeona del mundo en México 1986, entre ellos el exdefensor Oscar Ruggeri. También figuras del futbol argentino como el capitán de Boca Juniors, Carlos Tévez.
La autopsia al cuerpo del exjugador determinó que la causa de la muerte fue una “insuficiencia cardíaca aguda en un paciente con una miocardiopatía dilatada, insuficiencia cardíaca congestiva crónica que generó edema agudo de pulmón”.
El presidente de Argentina, Alberto Fernández, dispuso tres días de duelo nacional.
Maradona fue operado del edema tras haber sido internado en otra clínica por una descompensación provocada por la ingesta de psicofármacos y bebidas alcohólicas. Ese último problema de salud en su agitada vida fue foco de atención permanente en Argentina y en otras partes del mundo.
El exjugador de Barcelona, Napoli y Boca Juniors sufrió distintos problemas a lo largo de su vida derivados en gran parte de su adicción a las drogas, especialmente a la cocaína. Tras su retiro, estuvo al borde de la muerte en 2000 y 2004.
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