“Animo a los hombres y niños de todas partes a que se unan a nosotros. La violencia de género no será erradicada hasta que todos nosotros nos neguemos a tolerarla.”
Ban Ki-moon.
Simón Vargas Aguilar
Esta fecha fue elegida durante el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe en 1981, haciendo un homenaje a las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, activistas que lucharon contra el gobierno del dictador de República Dominicana Rafael Leónidas Trujillo y quienes, lamentablemente, fueron brutalmente asesinadas.
Pero no fue sino hasta el 17 de diciembre de 1999 cuando la Asamblea General de Naciones Unidas designó el 25 de noviembre como el Día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer; su conmemoración busca hacer eco en la conciencia de todos los individuos de las diferentes culturas, para juntos trabajar por una sociedad más equitativa, responsable y justa.
Y es que a pesar de que desde hace varias décadas la violencia contra las niñas y mujeres se ha hecho más visible, las cifras continúan colocándolas como uno de los sectores que más sufren agresiones y abusos; de acuerdo a ONU Mujeres una de cada tres mujeres en todo el mundo ha sufrido violencia sexual principalmente por un compañero sentimental y alrededor de quince millones de niñas adolescentes de 15 a 19 años han experimentado relaciones sexuales forzadas en todo el mundo.
En nuestro país la violencia hacia las mujeres también es un tema complicado, que incluso ha alcanzado números alarmantes, en datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, seis de cada 10 mujeres han vivido algún tipo de violencia; ocho de cada 10 mujeres sienten temor a ser agredidas física o verbalmente al transitar por las calles y cada día, 32 niñas de entre 10 y 14 años se convierten en madres, como consecuencia de violación.
Debemos reconocer que desde hace varios años la lucha contra la desigualdad de género se ha convertido en un tópico ampliamente abordado a nivel mundial, es por ello que las instituciones gubernamentales han comenzado a desarrollar acciones dentro de la agenda política; desafortunadamente, los avances continúan siendo lentos, ya que los estereotipos, prejuicios y convenciones sociales continúan siendo factores que mantienen los índices sobre la discriminación contra las niñas y las mujeres con amplios porcentajes.
La pandemia ha hecho evidentes brechas e injusticias con respecto a la igualdad de género, como la limitación en cuanto a la posibilidad de acceder a los servicios de salud sexual y reproductiva, lo cual podría incrementar la mortalidad materna.
¿Por qué debemos hacer un alto para analizar y replantear los esfuerzos? Porque las agresiones han llegado a extremos inhumanos, porque es importante hacer un recuento de las muchas agresiones y muertes que nos han conmocionado en los últimos años, de la brutalidad de asesinatos, porque debemos eliminar el aún permanente estigma de poner la culpabilidad en una sola acción: la condición de mujer.
*Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación.
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