A través de las redes sociales nos enteramos de un caso de nepotismo en Zimapán.
El hermano del actual alcalde cometió abuso sexual en contra de una adolescente de 14 años. Acompañada de su madre acudió al ministerio público para poner su denuncia la cual fue rechazada porque “no fue violación”.
Mientras tanto en Facebook se filtró la noticia y decenas de chicas (niñas, adolescentes y adultas) respondieron a la publicación con historias similares de hostigamiento, acoso y abuso sexual. Al ministerio público no le pareció relevante.
Indignades, les habitantes de Zimapán marcharon hasta la presidencia municipal para exigir justicia. Finalmente ante la presión, se levantaron las denuncias y el alcalde entregó a su hermano a las autoridades. Este último hecho acompañado de un comunicado deslindándose de los señalamientos de nepotismo y condenando la violencia en contra de las mujeres.
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A veces creo que está columna debería de llamarse sentimientos encontrados. Por un lado, me alegra tanto ver a la gente unirse, organizarse y no guardar silencio ante estos hechos. Gracias a las mujeres de Zimapán se obligó a las autoridades a hacer su trabajo.
Pero también estoy encabronada, porque parece que para que las autoridades trabajen siempre hay que exhibirlos públicamente. El MP de Zimapán tenía la obligación de levantar la denuncia e investigar para luego determinar si había o no delito.
¿Cuántas denuncias de delitos sexuales el ministerio público de Zimapán ha descartado por no llegar a la violación?
¿Qué no se supone que la Procuraduría tiene un alto compromiso con las mujeres y capacita exhaustivamente a sus MPs en el tema?
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Aquí está todo revuelto entre una persona que usa el puesto de su hermano para encubrir sus actos y los prejuicios que existen sobre las víctimas de violencia sexual. No hay justificación para todo esto.
Esperemos que el órgano interno de control de la Procuraduría ya esté iniciando una investigación para sancionar los graves actos en las que incurrió el ministerio público de Zimapán.
La búsqueda de justicia apenas empieza, habrá que estar pendientes del proceso, para que esté apegado a la ley y no exista más revictimización.
Toda mi admiración a las mujeres de Zimapán, esa fuerza es el motor de cambio que necesitamos.
PD: seguimos sin ombudsperson y comisionade de víctimas.
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