A finales de la década de los 70 se hizo famoso un anuncio de televisión que iniciaba con un vaso al que un hombre le vertía agua hasta la mitad. El personaje decía: “Hay quienes ven esto como un vaso medio vacío, pero hay quienes lo ven como un vaso medio lleno. Verlo así, es verlo positivamente…”, explicaba el comercial que patrocinaba un periódico nacional. La intención del comercial era transmitir la idea de que el auditorio pensara positivamente, “pensar joven”, decían. En un momento de los 30 segundos que duraba el anuncio, el mismo locutor decía que la forma como se viera el vaso era una cuestión de enfoque.
Y justamente lo que pasó la semana pasada, a partir de la misiva que envió el presidente Andrés Manuel López Obrador al Parlamento Europeo, tiene que ver con una cuestión de enfoque. Desgraciadamente la discusión en muchos casos se quedó en la forma y no en el fondo. Las reacciones en torno al tema se dieron a partir del lenguaje, poco usual para muchos, que utilizó el mandatario en el texto que envió a los eurodiputados. El propio ejecutivo federal se encargó de clarificar que fue él, junto con el vocero de la presidencia Jesús Ramírez y otros colaboradores, los responsables de la comunicación que se envió al viejo continente.
Fue tal la extrañeza por la redacción del texto que hubo personalidades identificadas claramente con la llamada Cuarta Transformación que emitieron un primer juicio de extrañeza, cuando no de desaprobación, a través de las redes sociales. Otros más, contrarios al lopezobradorismo y su gobierno que utilizaron las mismas redes sociales para descalificar, cuestionar e incluso pedir hasta la renuncia del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, por lo que consideraron un desatino en la diplomacia.
Lo más curioso es que una vez que el presidente informó que sí, que él había enviado el texto aludido, varios de los personajes identificados con el mandatario y su gobierno, modificaron su crítica para convertirla en loas, lo que los evidenció como cualquier acomodaticio. No tiene nada de malo disentir, no estar de acuerdo con las formas, tomar distancia cuando lo que uno cree no coincide con lo que cree el de enfrente y sostenerse en sus convicciones. La identificación y comunión en el fondo de las cosas y la comunión en los ideales es lo que cuenta. Terrible sería que todos tuviéramos que pensar igual en las formas y en el fondo en todos los temas. Esa es la riqueza de la libertad, del libre albedrio, de que cada uno decida si ve el vaso medio lleno o medio vacío.
REBURUJOS
La violencia en el País no cesa. El gobierno federal asegura que ésta se concentra en cuatro o cinco entidades. No obstante, los asesinatos o masacres se dan en diferentes puntos del país, lo que desgraciadamente lleva a tener la sensación de que vivimos en un entorno inseguro, más allá del discurso oficial.
Twitter: migueles2000
Comentarios: miguel.perez@hidalgo.jornada.com.mx
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