Ya viene el Día Internacional de la Mujer que sin duda es uno de los más conmemorados y aclamados en el mundo, cada 8 de marzo mujeres, hombres, colectivos, asociaciones e instituciones reafirman la lucha viva por alcanzar igualdad de oportunidades para el género femenino.
A través de la historia las mujeres han pasado por las más diversas circunstancias de desigualdad, el camino de las féminas por ocupar espacios de cambio social, laboral, político, económico o educativo se avanza, aunque no se logra romper con las relaciones de poder asimétricas entre los sexos.
Con mucho orgullo nos damos cuenta que después de la conquista femenina para pisar las aulas universitarias, hoy en día la mujer juega un papel determinante en la educación superior, no solo como alumna o maestra, también como administradora o gestora educativa, investigadora, científica o dirigente.
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Sin embargo, aunque actualmente en la gran mayoría de los países del mundo la matrícula femenina en educación superior está sobrerrepresentada, en otras latitudes hay paridad, y en menor escala de demarcaciones la representación de mujeres es menor, (desde luego que es un logro digno de aplaudir desde el punto de vista de la justicia social), la realidad es que no existe una correspondencia entre la igualdad de acceso y la igualdad de oportunidades para las féminas.
Las universidades son generadoras de cambio y eco de la defensa de las mujeres, a este respecto es importante reflexionar que, aunque hay más universitarias que universitarios, la proporción es cruel para mujeres investigadoras, científicas, en programas de doctorado o rectoras y en carreras como las llamadas STEM (por sus siglas en inglés Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) tan solo en nuestro país, en promedio 3 de cada 10 son mujeres, en estos rubros las desigualdades son profundas y los techos de cristal muy altos.
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Y para cerrar con broche de oro estas diferencias, hay que voltear a los datos de la UNESCO que revela que las mujeres en la ciencia constituyen apenas el 33 por ciento en todo el mundo, suelen recibir becas de investigación más modestas, tienen carreras más cortas y peor pagadas que sus colegas masculinos, y por si esto fuera poco, su trabajo está escasamente representado en las revistas de alto nivel y a menudo no se las tiene en cuenta para los ascensos.
Así como en el ámbito de la educación superior se ha conquistado, también hay mucho que trabajar en torno al reconocimiento pleno de la mujer, otros rubros no se quedan atrás, por eso es que para 2022, la celebración de Naciones Unidas será bajo el lema “Igualdad de género hoy para un mañana sostenible”, reconoce la contribución de las mujeres y las niñas de todo el mundo, que están liderando los esfuerzos de respuesta, mitigación y adaptación al cambio climático para construir un futuro más sostenible para todas las personas.
La realidad es que se sigue marginando el papel de las mujeres a pesar de que hace tiempo se conquistó su visibilidad y legitimidad, la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, sigue siendo una motivación y una voz alzada en pie de lucha para la consecución de más espacios donde la mujer brille en todo su esplendor, esta fecha no es para festejar, es para conmemorar lo alcanzado y reclamar todo lo faltante, eso sí, con reclamos inteligentes, como nuestro género.
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