En la columna antepasada platicaba que la economía mexicana no vivía un buen momento y que el futuro no se veía muy alentador, para que no me leyera muy pesimista le comentaba también que siempre quedaba la esperanza de que haciendo las cosas mejor el escenario podría cambiar para bien y que así podríamos salir mejor librados de la crisis económica que vivimos. Todo cambió en un mes.
¿Qué ha pasado en tan sólo un mes? En un mes la OCDE y analistas encuestados por Citibanamex han bajado sus expectativas de crecimiento para México, es decir, estas dos instituciones piensan que las condiciones para la economía mexicana han empeorado. Después tenemos el inicio de un conflicto global por la invasión a Ucrania por parte de Rusia. Estos dos eventos se dieron en momentos distintos por lo que la baja de expectativas todavía no tomaba en cuenta las malas consecuencias económicas que podría traer el conflicto Ucrania-Rusia, hoy lo más probable es que los analistas estén revisando sus números para modificarlos otra vez a la baja.
El conflicto Ucrania-Rusia puede afectar a México de varias maneras, una es que el conflicto está elevando el precio del petróleo y el gas y esto podría hacer que la inflación se eleve, esto es particularmente delicado porque ya hemos vivido durante varios meses con inflaciones muy altas y esto afecta particularmente más el consumo de las personas de menores ingresos. Otra forma es que el conflicto haga más caro un dólar y esto afecte también a la inflación ya que muchos bienes importados serían más caros. Otro punto posible es que la inversión no sea la esperada, la gente es más cauta para invertir en momentos como el que estamos viviendo. Pero tal vez lo más temido es que el conflicto pueda causar una desaceleración del crecimiento en Europa, incluso una recesión, y esto podría afectar nuestras exportaciones. Que nos compren menos afuera hace que produzcamos menos adentro y eso hace que el crecimiento económico en México sea menor. Así que podemos estar seguros de que la guerra nos va a afectar, lo que no sabemos todavía es cuánto.
El crecimiento económico importa mucho, quien le diga lo contrario le está engañando, el crecimiento es una condición necesaria, más no suficiente, para elevar nuestra calidad de vida, ningún país en la historia de la humanidad se ha podido desarrollar sin que su economía crezca. Si en 2018 alguien le hubiese venido a decir que íbamos a pasar de un crecimiento de 2% a crecer nada de un año al otro, que al año siguiente iba a venir una pandemia que iba a generar la peor caída del PIB en 90 años, que nos íbamos a recuperar muy lento de ese golpe y de que antes de que lográramos recuperarnos vendría una guerra que iba a poner en peligro esa recuperación, lo hubiésemos tirado de a loco. Pero justo eso es lo que estamos viviendo. Banco Base hizo una estimación antes del inicio del conflicto y si todo iba bien México iba a crecer .84% en todo el sexenio de López Obrador, ahora ya no sabemos si vayamos a poder alcanzar eso, que ya era malo.
Hay que tener algo en cuenta, si bien fenómenos como la pandemia o la guerra entre Ucrania y Rusia son cosas fuera de nuestro control, sí podemos hacer algo adentro para mitigar sus efectos negativos, no es lo mismo que los fenómenos nos hayan agarrado creciendo a buen ritmo a que nos hayan agarrado de capa caída. Por lo pronto ya tenemos el primer cálculo que viene del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico, ellos esperan que la economía mexicana crezca apenas 1.5%.
Ya es momento de que en el gobierno federal dejen la ideología a un lado y comiencen a tomar las decisiones de política económica correctas, de otra forma no sólo nos espera un difícil 2022 sino otros dos años más.
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