Hidalgo es el cuarto estado con más mujeres estudiando ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, conocidas también como STEM por sus siglas en inglés, según el estudio ¿Dónde están las científicas? que elabora el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
En Jalisco, Chiapas y Sinaloa el 15 por ciento de mujeres que estudian carreras universitarias están en alguna rama de STEM ciclo escolar 2020-2021. Mientras que en Nayarit y Quintana Roo, tan solo 11 por ciento.
En 16 de las 32 entidades del país este porcentaje se encuentra entre 17 y 24 por ciento, mientras que la entidad con mayor participación femenina en carreras STEM es Coahuila, con 28 por ciento, seguida por San Luis Potosí y Guanajuato, ambas con 26 por ciento.
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En Hidalgo el 25 por ciento de las mujeres que estudian una profesión está en carrera STEM y en Veracruz el 24 por ciento, según el estudio del IMCO con datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
El estudio sostiene que la participación de las mujeres en STEM es especialmente baja en las universidades privadas, donde sólo alcanza 10 por ciento de las alumnas, en contraste con 27 por ciento en instituciones de educación públicas.
Asimismo el documento que elaboró el IMCO con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia (11 de febrero), indica que entre las mujeres que estudian una carrera STEM, su permanencia y crecimiento en el mercado laboral es menor.
“En conjunto con otros factores sociales y económicos, estas condiciones reducen la visibilidad de las mujeres en STEM, lo cual refuerza la percepción de estas áreas como un dominio masculino y dificulta que niñas y jóvenes descubran su interés y habilidades en estas carreras”, detalla.
El centro de investigación advierte que la baja presencia de mujeres en STEM tiene implicaciones económicas importantes para su futuro profesional.
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“Las carreras de este grupo son especialmente relevantes a causa de los cambios tecnológicos y la automatización que se pronostica incrementen a mediano plazo en el mercado laboral”.
“A partir de estos cambios, se espera que los trabajos del futuro dependan en mayor medida de un buen manejo de habilidades científicas y tecnológicas, en combinación con habilidades blandas. En este contexto, las mujeres son más vulnerables ante los cambios tecnológicos, ya que ellas tienden a desempeñar más tareas rutinarias en sus empleos, las cuales tienen mayor probabilidad de ser automatizadas en un futuro”.
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